El concepto de opresión presenta dos niveles diferenciados: como una acción en la que una persona o varias son sometidas por otras y, por otra parte, como aquella sensación personal en la que se tiene un malestar psicológico.
La idea de opresión en cualquier de sus manifestaciones tiene la siguiente dinámica: hay algo o alguien que produce un efecto negativo en otro individuo y dicho efecto puede ser una humillación, un abuso fisico o psicológico, una situación tiránica, etc.
Proceso psicosomático
Se entiende por psicosomático aquella situación mental que acaba afectando al cuerpo. Es lo que sucede, por ejemplo, en ciertos casos de depresión, ya que la situación anímica del individuo acaba manifestándose en cuestiones fisiológicas (falta de apetito y de energía y un malestar físico general). Este mecanismo psicosomático es aplicable al concepto de opresión. Pensemos en un desengaño amoroso que provoca un estado de tristeza y melancolía y que finalmente desemboca en una sensación física de opresión.
Falta de libertad
De alguna manera el ser humano necesita sentirse libre interiormente y también exteriormente. Si en un régimen dictatorial no está permitido el uso de internet, no hay libertad de expresión y no es posible realizar ciertas y esta situación crea una evidente opresión en el conjunto de la sociedad. Ante la falta de libertades políticas o sociales, hay una serie de respuestas posibles: asumir la humillación, oponerse abiertamente al sometimiento o combatirlo de alguna manera (por ejemplo, en la clandestinidad o en el exilio).
Otras formas de opresión
Además de la opresión psicosomática o política, hay otras maneras de experimentar una sensación de malestar interior. En el bullying o acoso escolar la víctima se encuentra presionada y humillada y, por lo tanto, oprimida. Algo muy parecido sucede en los casos de maltrato a las mujeres, en el acoso laboral y en general en cualquier situación en la que se da un abuso de poder.
Combatiendo la opresión
A lo largo de la historia se han dado todo tipo de batallas contra las distintas formas de opresión. Cuando la esclavitud llegó a extenderse como práctica habitual surgieron algunas voces. La mayoría de revoluciones han sido precisamente para luchar contra un régimen basado en la opresión de un pueblo. La reivindicación del voto femenino y la lucha de los derechos de la mujer ha sido otra de las batallas contra la opresión.
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