El orden público es aquel orden que emana de la existencia de una sociedad con normas que se respetan y que ayudan a una convivencia pacífica. Dicho concepto por lo tanto alude a la integración y a la seguridad existente en la ciudadanía y que hace que existan mecanismos en la sociedad que todo el mundo conoce y puede utilizar, mecanismos que tienen consenso. El orden público desde esta perspectiva tiene relación con el denominado orden social, un estado de cosas en el que la sociedad puede cohabitar pacíficamente y en el que existen distintas medidas para que los conflictos encuentren una solución.
Las sociedades se conforman sobre la base de instituciones y normas que las mismas eligen como una forma de autorregularse. Dicha condición ciertamente fue conflictiva si se observa la historia humana, pero en la actualidad existe amplio consenso de que es una sociedad la que elije, mediante distintos mecanismos, a las normas y a las autoridades que las rigen. Mientras los mecanismos institucionales de cualquier índole sean respetados por la totalidad de la población, como asimismo sean respetadas las autoridades, puede decirse que existe un orden público. Por el contrario, cuando una determinada facción comete algún tipo de atentado con estas disposiciones colectivas, puede decirse que el orden público se encuentra alterado.
Existen determinados postulados teóricos, como por ejemplo el marxismo, que hacen alusión al orden público como una instancia de ocultamiento de la opresión de una clase social sobre otra. En esta valoración de los acontecimientos históricos, el orden social no sería más que una determinada estructuración que derivaría no de toda la sociedad, sino tan solo de una porción de la misma, aquella que tiene privilegios que mantener. Este tipo de visión ha arrastrado una enorme influencia en el siglo XX, pero el paso del tiempo ha mostrado también sus errores de un modo lo suficientemente categórico.
Hoy en día, aludir al orden público para muchas personas es aludir a la seguridad que brinda el estado. Este tipo de circunstancia de alguna manera limita al concepto del orden público. En efecto, si bien la seguridad material y física de los ciudadanos es una de las circunstancias que el orden público debería cuidar, también es importante notar que dicho orden excede en buena medida a este tipo de expresión. Así, el orden público también guarda estrecha vinculación con el consenso de las normas, autoridades e instituciones vigentes, es decir, con la aceptación de las mismas, por su legitimidad.