El nacionalismo es un movimiento que engloba una serie de conceptos, sentimentales, culturales, históricos e identitarios , y que en ocasiones se manifiesta a través de doctrinas políticas que se basan en la aspiración de que cada nacionalidad tiene el derecho de reivindicar su propia personalidad por medio de la creación de un Estado propio.
Nacionalismo en Europa
Los movimientos nacionalistas son un fenómeno habitual en Europa. Si bien es cierto que los más conocidos son los casos de Escocia, Cataluña o País Vasco, tampoco se puede dejar de lado que también existen estos movimientos en países como Francia, Finlandia, Bélgica o Suecia. Incluso en países con una fuerte cohesión social como Alemania, existen regiones como Baviera donde el nacionalismo reivindica una entidad estatal propia.
En la gran mayoría de los casos, el nacionalismo es poderoso en aquellas regiones que tienen una serie de tradiciones populares y una cultura propia que se encuentran muy arraigadas entre sus gentes, lo que les lleva a desarrollar una identidad propia dentro del conjunto de habitantes del país. La lengua, la religión o la historia suelen presentarse como alguna de las principales bazas que juegan los nacionalismos para nutrir el corpus de sus ideas.
Un caso paradigmático de nacionalismo en Europa es sin duda el de Reino Unido, que se encuentra compuesto por cuatro territorios (Gales, Inglaterra, Escocia e Irlanda del Norte), cada uno de los cuales cuenta con sus propios movimientos nacionalistas e incluso independentistas.
Nacionalismo e Independentismo
Si bien todos los movimientos independentistas se sustentan en sentimientos nacionalistas, no es así a la inversa. Existen multitud de manifestaciones de corte nacionalista que sólo aspiran al reconocimiento de sus costumbres, tradiciones y cultura, pero que no apoyan movimientos de secesión.
Sin embargo, el nacionalismo suele ser fuente de conflictos cuando ese sentimiento se traduce en el deseo de romper el marco jurídico-territorial en el que se encuentra ubicado. Los nacionalismos de corte independentista defienden sus aspiraciones alegando que su cultura es víctima de represión y que su cultura y sus derechos son oprimidos por una mayoría.
La fractura social a la que conduce este tipo de planteamientos puede tener consecuencias de mayor o menor gravedad. En algunos casos, pueden incluso llegar a producirse conflictos armados, como ocurrió durante los años 90 en la guerra de los Balcanes, que culminó con la desintegración de Yugoslavia y la creación de los estados de Serbia, Montenegro, Croacia y Kosovo.