Un modelo económico es un programa de política económica para un país. Suele referirse a determinadas variables clave, como por ejemplo tipo de cambio, metas de inflación, política fiscal, etc. Existen, no obstante, objeciones a este tuso extendido, en la medida en que meramente es una agenda de acciones a tomar, cuando un modelo económico debería referir a un modo de comprender la economía, a un mapa teórico. Más allá de estas especificaciones, lo cierto que en el ámbito dela política, la referencia a un modelo de estas características da cuenta de las acciones a tomar desde la perspectiva del estado.
El desarrollo de un mercado sigue inevitablemente un proceso propio que es imposible de controlar. Esta circunstancia quedó de manifiesto con las experiencias fallidas de países socialistas que buscaron dirigir la producción. No obstante, también es cierto que el estado tiene un peso importante en las variables que la economía de un país ostenta. Así, la presencia del gasto público, la tasa de interés o la inversión en infraestructura pueden sin lugar a dudas tener una influencia notable en el modo en que se desarrolla un país. Este tipo de peso e injerencia se acentuó en la segunda mitad del siglo XX, luego de la experiencia de la caída de los años treinta y de las guerras mundiales.
Antes de esta circunstancia, el rol que el estado podía tener estaba menospreciado en países con una economía capitalista. No obstante, con la intención de aumentar la actividad económica en épocas de depresión, comenzó a tomar vigencia la posibilidad de que el estado tuviese un papel activo. Es así como Keynes postula la necesidad de aumentar el gasto público en este tipo de situaciones como una forma de aumentar la demanda agregada y así estimular a la oferta. Este tipo de accionar ha sido criticado por numerosos autores, pero significó un cambio perspectiva en lo que respecta al rol del estado. Así fue como comenzó a hacerse referencia a la noción de modelo económico entendido como forma en que el estado establece políticas que tiene un impacto determinado en la economía.
No obstante, como se ha sugerido, es común pedir con cierto tino que el estado debiera entrometerse lo menos posible en la economía, salvando situaciones de crisis agudas. En este sentido un buen modelo siempre es menos eficiente que lo que el mismo mercado provoca de manera natural, evitando la existencia de distorsiones artificiales.