La metáfora es una figura de pensamiento que consiste en la expresión de una realidad concreta (elemento A) por medio de otra con la que guarda cierta semejanza (elemento B). Es decir, la metáfora relaciona o compara dos hechos distintos que poseen algo en común con el fin de establecer las características principales de uno de ellos.
En un sentido básico, la lengua permite la adecuada comunicación entre personas de una misma comunidad lingüística o que tienen una lengua en común. En este sentido, los hablantes son capaces de expresar ideas, sentimientos o dar cuenta de situaciones tales como “hola”, “tengo hambre”, “debo hacer mis deberes”, etc. Como puede apreciarse, la lengua es una herramienta fundamental en nuestro diario vivir. No obstante, su naturaleza también permite la creación de otro tipo de expresiones cuya estructura es mucho más compleja a pesar de que su contenido remita a algo cotidiano. Este es el caso del lenguaje figurado. Cuando este tipo de lenguaje es empleado y analizado en el terreno de lo literario (donde se le usa con mayor frecuencia) se le conoce como figuras retóricas. Una de las más importantes por su complejidad y riqueza lingüística es la metáfora.
Para funcionar, la metáfora necesita de dos elementos que serán comparados, uno de ellos será el elemento a definir, el otro servirá para establecer dicha definición. Veamos el siguiente ejemplo:
(A) Tu pelo, (B) otoño espeso, (B) caída de agua solar
En este fragmento de “Cuerpo a la vista” de Octavio Paz podemos observar que existe una realidad que busca ser expresada y definida: el pelo (A). Para hacerlo, se utilizan otros dos con los que guarda relación y con los se establecerá la comparación: el otoño espeso y la caída de agua (ambos funcionan como B). ¿Qué relación de semejanza guarda el cabello con el otoño y la caída de agua? En primer lugar, el color. Así como el otoño, el pelo de la amada es rojizo; además, destaca el adjetivo espeso, lo que remite a una cabellera abundante. Por su parte, la caída de agua, lo que podría entenderse como una cascada hace alusión a la caída de un cabello largo y lacio. Del mismo modo, el agua “solar” se relaciona con el color y brillo del cabello.
Este ejemplo permite apreciar que la metáfora busca resaltar las características propias de una realidad específica, en este caso, el cabello. Para lograrlo, compara dicha realidad con otra que permita apreciar y potenciar dichas características. Esto último es sumamente importante pues el elemento B, el que sirve de comparación, permite la asociación de otros muchos atributos que el elemento A posee, pero que este no expresa por sí mismo:
tu boca y la blanca disciplina de sus dientes caníbales, prisioneros en llamas,
tu piel de pan apenas dorado y tus ojos de azúcar quemada
“Prisioneros en llamas” hace referencia a los dientes apresados entre los labios de la amada. Las llamas destacan atributos que la palabra “labios” no posee por sí misma, pero que le son propios como, por ejemplo, la pasión. Del mismo modo, “tu piel de pan apenas dorado” esboza el color de piel de ella, mismo que, además, remite a la textura, olor y sabor del pan. El ofrecer todas estas posibilidades hacen del elemento B el más importante en una metáfora.
Podríamos representarlo con el siguiente esquema:
Otro aspecto fundamental en una metáfora es su plasticidad. La metáfora permite definir un elemento y, como consecuencia, crear una imagen viva de él:
El mar trepa la costa,
se afianza entre las peñas, araña deslumbrante;
la herida cárdena del monte resplandece
En este fragmento de “Himno entre ruinas”, Paz juega con la luz del sol del mediodía proyectada en el mar y este trepando por la costa. En este sentido, la imagen de la herida es sumamente plástica (gráfica) pues la lectura del poema evoca el cuadro de la luz del sol proyectándose sobre el horizonte. Incluso, la imagen del resplandor del sol permite aproximarnos a otra figura retórica, la sinestesia, al experimentar una sensación de calidez con la sola idea de la luz.
Además, una metáfora puede crear conceptos poéticos, es decir, una suerte de definiciones que expresan las características que el autor busca establecer, así como el modo en cómo entiende el objeto al que se refiere:
tu vientre es una plaza soleada,
tus pechos dos iglesias donde oficia
la sangre sus misterios paralelos
eres una ciudad que el mar asedia,
una muralla que la luz divide
en dos mitades de color durazno
La caracterización del vientre como un aplaza soleada, de los senos como iglesia y de su amada como una ciudad y una muralla establecen definiciones construidas a partir de la metáfora. De este modo, al hacer un análisis retórico, se pueden encontrar las metáforas en muchos de los conceptos o definiciones que el texto establezca.