Se denomina manufactura a todo bien de índole física que cotiza en el mercado. El término deriva de su condición de ser realizado a mano en el pasado, antes de que bienes de capital realizasen en buena medida un reemplazo de la fuerza laboral; dada esta circunstancia, en un comienzo el término daba cuenta de productos sencillos, con poco valor agregado, refiriendo en la actualidad también a elementos de gran desarrollo tecnológico.
En su fabricación intervienen distintos procesos de incorporación y transformación de materias primas. En efecto, en la producción de una manufactura puede evidenciarse un procedimiento que comienza con un ingreso de distintos insumos, elementos básicos que se van trabajando y combinando paulatina y secuencialmente hasta concluir en un producto acabado. Con el paso del tiempo este tipo de orden en su producción fue sufriendo una mejora a efectos de lograr un aumento en la productividad. Así, por ejemplo, la revolución industrial, y posteriormente, la producción en serie, fueron incidentes de enorme importancia en lo que respecta al modo en que las manufacturas se fabricaban. Esta mejora en la productividad trae aparejada indefectiblemente una mejora en el precio, por el hecho mismo de que al aumentar la oferta, esta cubre a la demanda.
En la actualidad, se está evidenciando una nueva manera de afrontar esta producción. En efecto, la experiencia de la empresa Toyota y la intención de que sea la demanda la que determine la puesta en marcha de la producción hace que muchos de los presupuestos pensados en el pasado se revean. En efecto, como se colige de lo expuesto, la producción en serie era un modelo que diseccionaba las distintas tareas a un nivel mínimo a efectos de que la producción pasase por diversas etapas y esta situación redundada en una rebaja del tiempo muerto. Con la experiencia de Toyota, simplemente se busca comenzar la producción en función de pedidos concretos, con muchos operarios trabajando al unísono y en equipos. Este tipo de manejo parece llevar a cabo a un uso de los recursos más eficientes, bajando considerablemente las cuotas de desperdicio tanto en estos como en el tiempo empleado.
De lo dicho anteriormente se puede prever cuales son las orientaciones que signaran las décadas futuras en el área de la producción de manufacturas. Estas ya no serán una mera repetición seriada de un mismo modelo, sino que cada manufactura podrá tener variantes en función de las necesidades del cliente. Además, se evitará acumular mercaderías para ahorrar costos, lo que redundará a que la producción se realice en el menor tiempo posible y en función de que se haya solicitado una manufactura en particular. Sin duda será un cambio de paradigma de enorme relevancia que hará evolucionar las condiciones del mercado y las condiciones sociales.