- 29/08/1632
- 1647
- 1656
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- 1662
- 1674
- 1675
- 1676 – 1682
- 1683
- 1688
- 1693
- 28/10/1704
Nació en el poblado inglés de Wrington, en el seno de un hogar que profesó la fe puritana; su padre fue abogado y trabajó en los juzgados de paz.
Comenzó sus estudios en la valorada institución Westminster School, los continuó en la Christ Church, en Oxford; tras graduarse se desempeñó en la institución como maestro de griego y de retórica.
Recibió el grado de bachelor en Artes.
Completó la titulación de Máster en Artes.
Ingresó a la Royal Society tras ser reconocido uno de los pensadores y científicos más notables de la época.
A partir de este momento dejó de lado su postura conservadurista y se acercó a los postulados liberales.
Finalizó sus estudios de medicina.
Se exilió por primera vez, en Francia, por su defensa del liberalismo y para evitar las recurrentes persecuciones.
Muy atraído por la política, la pedagogía y la filosofía, desarrolló y sistematizó ideas y teorías para promover los avances de éstas.
Postuló que el conocimiento procede de los sentidos; cuando nacemos somos una tabula rasa, intelectualmente hablando, que poco a poco se irá completando con experiencias que siempre pasan por los sentidos. Una vez que traspasan este tamiz, se transformarán en conocimientos.
Identificó dos formas de conocimiento, 1) intuitivo: el acuerdo o desacuerdo se percibe inmediatamente y en virtud de las ideas mismas, sin intervención de otras, por ejemplo, se percibe que el blanco no es negro. Este conocimiento es el más claro y cierto que podamos alcanzar, fundamento de la certidumbre y la evidencia de todo lo demás.
2) Y el conocimiento demostrativo: cuando el acuerdo o desacuerdo entre dos ideas no es percibido de inmediato, sino que se pone de manifiesto a través del empleo de ideas intermedias llamadas pruebas; se funda en una serie de conocimientos intuitivos. Se trata de un razonamiento que tiende a demostrar la relación que existe entre dos ideas, a priori distantes, la una de la otra.
Vale destacar que, su empirismo cognoscitivo sostuvo una concepción utilitarista de la moral; porque es ley natural que el hombre busque la felicidad y rehúya del sufrimiento.
Aseguró que no existen las leyes morales innatas y solamente por la experiencia es que el hombre aprende a prever las consecuencias de sus actos y a actuar según la razón.
Identificó tres tipos fundamentales de leyes: divinas, civiles y de la opinión pública.
Propuso y fue partidario de una educación integral del individuo (física, moral e intelectual), es decir, se debe formar un hombre sano, vigoroso y de carácter templado; disciplinar su voluntad es esencial para poder formarse un juicio crítico y autónomo tras las experiencias sensibles. Hay que inculcar el hábito de pensar a través de ejercicios que disciplinen las facultades mentales.
El cuerpo debe fortalecerse para soportar la fatiga y los rigores; adquisición de buenos hábitos (deseo de estima y sentimiento del honor), y formar un intelecto ágil, capaz de enfrentarse a problemas reales de la vida y desarrollar la autonomía del juicio.
Los contenidos educativos debían estar orientados a la consecución de la mencionada disciplina, por ejemplo, las matemáticas y la lógica ayudan a promover el razonamiento.
Relegó el estudio del latín a un segundo plano; defendió más la calidad que la cantidad de la enseñanza, y la formación del carácter la antepuso a la intelectualidad.
La segunda lengua que se enseñe debe ser moderna, preferentemente el francés; una vez que se dominen la lengua materna y la extranjera, se podrá incursionar en el latín.
Sostuvo la necesidad de ir adquiriendo de modo progresivo un dominio completo del cuerpo y de las pasiones hasta convertirlos en dóciles instrumentos de la razón.
Su propuesta pedagógica se conectó con la filosofía y el liberalismo político. Luchó por una educación orientada a la formación de un gentleman, que sea capaz de ser útil a sí mismo y a su patria, en un clima de paz y libertad.
Respecto de la educación moral, consideró que a los niños hay que obligarlos a adquirir buenas costumbres.
Recomendó la participación del juego en la educación porque creía que enseña a medir las propias fuerzas y a dominarse, a actuar sacando provecho del mundo exterior y hasta es fuente de enseñanza intelectual.
Les otorgó un lugar destacado a los ejercicios corporales, aconsejó la práctica de esgrima, equitación, aprendizaje de oficios manuales, como jardinería o carpintería.
Recomendó que el maestro fuese estricto, pero también amable y tierno. Así creará amor en el niño, hará que este ponga atención a sus clases y sienta pasión por lo que le enseña el profesor.
Fue partidario de la educación en el hogar, bajo la guía de un preceptor, en lugar de aquella que se impartía en las escuelas públicas.
Estaba convencido que la gran habilidad de un profesor radica en obtener y mantener la atención de sus alumnos; por otro lado, debe ser capaz de hacerles ver que pueden hacer algo relevante que antes no podían hacer sin ese saber aprendido.
Se exilió nuevamente, esta vez en Holanda, por exponer públicamente su ferviente oposición al absolutismo monárquico.
La Gloriosa Revolución que tanto apoyó, instauró un régimen de monarquía parlamentaria, poniéndole fin, para siempre, al poder absoluto de los reyes ingleses.
Se publicó Pensamientos sobre educación, su obra cumbre en materia pedagógica.
Falleció en la ciudad de High Laver, Reino Unido, a los 72 años.