La interrogación es un fenómeno lingüístico que da cuenta de un pedido de información. Así, en una enunciación con carácter interrogativo se intenta que otro individuo o persona tenga una determinada respuesta que aporte un determinado conocimiento. La interrogación es un fenómeno que está presente en todos los idiomas, aunque por supuesto con características propias, es decir, con distintas formas de expresarla. En el español, la manera de dar cuenta de una oración interrogativa es mediante la entonación que se utiliza al expresarla; en el caso del discurso escrito, la interrogación se manifiesta por el hecho de estar encerrada en signos de puntuación específicos.
En algunos contextos específicos, la interrogación es el tipo de enunciado prevalente, el más abundante por parte de uno de los hablantes. En este tipo de circunstancias por lo general la persona que interroga tiene un rol de autoridad, requiriendo a otra que se le otorgue detalles sobre algún tipo de circunstancia o suceso. Este tipo de contexto recibe justamente el nombre de interrogatorio y es llevado adelante en circunstancias específicas, circunstancias que tienen un rasgo institucional muy marcado, como por ejemplo juicios. Es así como hay una relación asimétrica en la que un individuo requiere la información prioritariamente y otro la otorga.
En algunos casos, la interrogación tiene un rol retórico o de formas. Esta situación está presente sobre todo en los discursos escritos, en donde existe una fluidez menor en comparación con la palabra hablada. En estos casos, se hace referencia a una “pregunta retórica”, porque no se está requiriendo información a alguna persona en particular: se está pidiendo al receptor del discurso que saque sus propias conclusiones al respecto, es decir, que responda la pregunta para sí mismo antes que para el interlocutor. La pregunta retórica es un procedimiento que también puede encontrarse en discursos de políticos o en cualquier ámbito en donde exista la suficiente libertad en lo que respecta a tiempo para expresar una idea; en efecto, la pregunta retórica funciona cuando se han establecido las bases de una reflexión, en donde ya se ha establecido una explicación y en donde se puede apelar al pensamiento del receptor de dicho discurso para que ponga él mismo las conclusiones.
Para finalizar, cabe señalar que las interrogaciones pueden requerir una respuesta amplia o una respuesta cerrada, que se supedite a una afirmación o a una negación. Obviamente, en el segundo caso la información brindada será limitada en comparación con el primero.