Cada nación tiene una historia propia. Este aspecto es determinante a la hora de conocer su cultura. Los acontecimientos más notables del pasado de un pueblo acaban formando parte de la conciencia colectiva de sus habitantes.
Además del factor histórico, un país tiene un conjunto de elementos que lo definen: sus tradiciones, el idioma, la gastronomía, sus símbolos y todo aquello que está presente en lo cotidiano y es algo genuino de la nación. Todo este tipo de factores conforman la identidad nacional, que podría definirse como la personalidad de una comunidad, sus señas identitarias.
Con mucha frecuencia cuando se describe a un pueblo se hace una caricatura de sus rasgos culturales. Se dice, por ejemplo, que los españoles son amantes de los toros, el flamenco y la fiesta o que los americanos comen hamburguesas y juegan al béisbol. Estas valoraciones son deformaciones de la realidad y representan una simplificación de la identidad nacional.
A la hora de valorar el significado de la identidad nacional, es posible hacerlo desde dos perspectivas diferentes.
Una de ellas sería cuando los individuos se sienten identificados con los rasgos singulares de su cultura. Están satisfechos y orgullosos de los elementos que la definen. Esta dimensión resulta muy razonable, ya que es lógico que las personas tengan un sentimiento de empatía por su entorno social y nacional.
Hay otro enfoque posible. Cuando la identidad nacional es valorada de una manera exagerada, de manera que los habitantes de un pueblo consideran que su cultura es superior a la de otros pueblos. Esta creencia ha sido muy perniciosa para la humanidad. Un triste ejemplo fue la idea de la superioridad de la raza aria durante el nazismo en Alemania. Esta manifestación identitaria es un nacionalismo excluyente, puesto que da prioridad a todo lo nacional y las expresiones culturales distintas son vistas despectivamente.
El concepto de identidad nacional es similar al de patriotismo. Un patriota es el que defiende la identidad nacional, se emociona con los actos donde suena el himno del país o se iza la bandera.
De alguna manera es posible hablar de dos posturas en cuanto a la identidad nacional. Aquella que es abierta y acoge otras tradiciones culturales ( un ejemplo es la gran diversidad cultural de los EEUU ) o la tendencia a mantener una identidad cerrada, rechazando las influencias externas.