La idea de gloria no tiene un único significado, por lo que es necesario realizar un breve recorrido por sus distintas acepciones.
En un sentido religioso, la gloria es el estado de plenitud y felicidad del creyente cuando se encuentra en el paraíso junto a Dios (en muchos pasajes bíblicos se menciona la idea de que los justos serán quienes alcancen este estado ideal). También en el contexto religioso, gloria es un tipo de canto de alabanza a Dios.
La idea de gloria puede entenderse como sinónimo de fama. Si alguien tiene éxito y reconocimiento público por algún motivo, se afirma que ha obtenido la gloria. En un célebre poema de Machado se afirma «nunca perseguí la gloria» y con esta idea expresaba un hecho paradójico: es posible obtener el éxito y la fama (la gloria) aunque no se pretenda alcanzar.
En ocasiones se utiliza esta palabra para expresar una sensación especial de placer o satisfacción (da gloria verlo ganar).
En el lenguaje cotidiano hay varias locuciones en las que se emplea esta palabra: cuando un plato tiene un gusto muy agradable se dice que sabe a gloria y cuando alguien se encuentra muy a gusto se dice que está en la gloria.
En las diversas acepciones, existe algo en común: la gloria es algo excepcional y más allá de lo corriente.
La gloria de Dios
Entre los distintos significados ya mencionados, el religioso es el más complejo. Conseguir la gloria de Dios significa que hay una conexión máxima con el Creador y nada puede ser superior a este estado espiritual.
Mientras la gloria en los humanos es momentánea y efímera y se basa en lo material, la gloria de Dios es eterna y de carácter espiritual. Desde un punto de vista cristiano, Dios muestra su gloria a través de la naturaleza y alguien se puede quedar fascinado por algún aspecto concreto (la belleza del cielo o de una montaña). Sin embargo, quien está detrás del impacto emocional es, precisamente, la gloria de Dios.
Para el cristianismo, creer en Dios es la condición necesaria para alcanzar la gloria, es decir, su contemplación directa y para toda la eternidad. Hay que tener en cuenta que el fin de la creación de Dios es precisamente que alcancemos su gloria. En este sentido, de alguna manera la gloria de Dios actúa como un principio y como un fin. Esto significa que Dios, movido por su amor y su bondad, pretende que los hombres puedan conectar con su auténtico espíritu en la resurección final y vivir eternamente con plenitud.