Las finanzas públicas es una orientación de la economía que se aboca a intentar administrar a un estado desde el punto de vista financiero. Esta orientación implica tratar las formas en que se tienen para recolectar recursos, las formas de utilización de los mismos y las consecuencias que estos manejos tienen en la economía en general. Las finanzas públicas se relacionan con la cantidad de circulante que existe en la economía, con la tasa de interés a al que éste se presta, con los niveles de endeudamiento existente y con la existencia de inflación o deflación. Dado esta amplia variedad de temas de relevancia y de la interrelación que de ellos surge, se colige que el buen o mal desempeño en esta área puede hacer una gran diferencia en el bienestar o malestar de la población.
El estado requiere de financiamiento para su desarrollo. Las formas en que puede hacerse de recursos son bastante limitadas, pero de gran trascendencia. Una de ellas es la privatización de empresas públicas; en este caso se venderán activos y se recaudará dinero como consecuencia de esta transacción. Otra manera, la más común de todas, es la recaudación de impuestos; en estos casos se pone una tasa a determinadas condiciones que reciben el nombre de “hecho imponible”, un tipo de circunstancia que posibilita el cobro del impuestos (transacciones, herencias, etc.). El endeudamiento es la tercera manera en la que un estado puede obtener recursos frescos, endeudamiento que puede ser externo o interno según se consigan divisas o moneda doméstica. Finalmente, la última forma que tiene un estado determinado para financiarse es la emisión monetaria, esto es, el aumento del circulante por impresión de billetes, hecho que tenderá a aumentar la inflación.
Si los recursos que el estado recauda sobrepasan a los gastos, se hará referencia a un superávit fiscal, caso contrario nos encontraremos ante una instancia de déficit fiscal; esta situación solo puede resolverse recortando gastos o intentando recaudar más recursos. En la actualidad, la mayoría de los países parece tener una suerte de fobia a eliminar erogaciones, circunstancia por la que suelen incrementar constantemente su endeudamiento. Este hecho ha llevado a situaciones extremadamente problemáticas, como por ejemplo la crisis de deuda soberana. Es todavía una incógnita la forma en que un aumento del endeudamiento general de los estados será definitivamente resuelto en el futuro; mientras tanto, ya se han levantado voces de alarma que hacen notar lo incontrolable de la situación.