Pese a las disertaciones teóricas, existe consenso en que el federalismo es una forma de organizar el Estado y el poder político dentro de él, y que tiene características específicas que lo diferencian de otras formas de organización estatal cómo pueden ser el unitarismo, el centralismo o la república. Cómo ocurre con muchos de los conceptos concernientes a la ciencia y la filosofía política, la definición de federalismo ha sido objeto de una ardua discusión teórica a lo largo de los años, ya sea para definir cuáles son los rasgos principales que la caracterizan o para establecer tipologías en torno al concepto y sus manifestaciones en la vida política de las naciones.
Características principales
La característica básica del federalismo es que cuenta con al menos dos niveles de gobierno; cada uno de las cuales tiene asignadas diferentes capacidades y facultades para ejercer el poder político y administrativo, sin embargo, estas partes de la organización política son independientes y tienen cierto grado de autonomía con respecto al ámbito nacional y con respecto a las otras provincias, aunque no por ello dejan de estar en permanente interrelación.
Así, en un régimen político federalista encontramos el nivel nacional, también llamado federal, y la presencia de gobiernos subnacionales que pueden llamarse de distintas formas: estados, como en México o los Estados Unidos, provincias cómo es el caso de Argentina, cantones nombre que toman en Suiza, y los Länder como son llamados en Alemania. Igualmente, si bien se han mencionado dos niveles de gobierno, también puede existir un tercero en el que los estados o entidades federativas estén subdivididos en gobiernos municipales o alcaldías.
Federalismo clásico
Se dice que el primer autor que teorizó sobre el concepto de federalismo fue Johannes Althaus, teórico alemán conocido por su obra La política desarrollada metódicamente e ilustrada con ejemplos sagrados y profanos (Politica methodice digesta atque exemplis sacris et profanis illustrata). Althaus llegó a afirmar que las unidades que conforman un Estado, a las que denomino comunidad simbiótica integral, no eran los individuos o las familias, sino las ciudades, las regiones, los reinos o las provincias que lo conformaban, mismas que podían ser convocadas a confederarse con otras provincias o incluso con otros estados
Otro teórico del pensamiento federalista clásico es el barón de Montesquieu, quién en su libro El espíritu de las leyes, además de hablar de la división de poderes en el estado nacional, también analiza lo que sería una república federativa que se integra a través de unión de varias sociedades o comunas para formar una nueva a partir de esta unión. Se recalca la necesidad de generar pesos y contrapesos en el poder político de una nación, por lo que, además de la división de poderes en legislativo, ejecutivo y judicial, también resulta conveniente subdividir el poder a nivel territorial
Federalismo moderno
Se dice que el federalismo moderno surge en los Estados Unidos. En el modelo de federalista de este país se pretende que sea el poder legislativo nacional el que tenga un poder dominante al integrarlo en dos cámaras: 1) la cámara de senadores, la cual representa a los estados de manera equitativa, sin importar el número de habitantes que tenga o su dimensión territorial, y 2) la cámara de diputados o de representantes, misma que se integra dependiendo del número de personas que habitan en una región o distrito electoral.
En este sentido, Guillén López establece que existen tres principios fundamentales que caracterizan al modelo de gobierno federal contemporáneo: 1) el principio de separación, es decir, que existe una constitución nacional en la cual están establecidas de manera clara y específica las atribuciones y facultades, tanto administrativas como legislativas, que tienen cada uno de los órdenes de gobierno; 2) el principio de autonomía que establece que los diferentes niveles de gobierno son autónomos y soberanos dentro de sus competencias establecidas, y 3) el principio de separación que refiere a que cada uno de los estados o provincias federadas están representadas y han de participar en las decisiones que se tomen a nivel federal a través de un congreso nacional.
Pese a las diferentes características que pueda tener el federalismo en una región u otra, el objetivo último de este sigue siendo el mismo, es decir, evitar la concentración del poder político y establecer la mayor cantidad de medidas para que esto no ocurra. A diferencia de la forma de gobierno republicana, además de la separación de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, el federalismo también contempla una separación territorial en la que los gobiernos subnacionales se asocian por voluntad propia a un gobierno nacional y cuenta, cada uno, con atribuciones específicas.