En 1837, durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas en Buenos Aires, un grupo de intelectuales se reunieron por seis meses en el Salón Literario ubicado en la calle Yrigoyen al 86. Ellos se reconocieron a sí mismos como una nueva generación, heredera de los revolucionarios de mayo, que volvería a encauzar al país superando el conflicto entre unitarios y federales que venía enfrentado a la población en largas guerras civiles.
Para pensar su idea de nación, tomaron como base al movimiento romántico europeo, el cual entendía que cada una tenía su propia esencia la cual debía ser rastreada. El asumirse como pensadores de la idea de nación argentina, les valió el enfrentamiento con Rosas y el exilio, desde donde continuaron pensando su proyecto de país.
Formación
Tomando como modelo las tertulias europeas, un grupo de jóvenes intelectuales se reunió durante seis meses del año 1837 en el Salón Literario convocado por el librero Marcos Sastre. En dichas reuniones, los pensadores disertaron respecto de cuestiones culturales, preguntándose fundamentalmente qué era lo que constituía a la esencia del ser nacional argentino. Partiendo de las ideas del romanticismo, entendían que cada nación tenía sus propias características particulares.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que, en el contexto en que ellos discutían y pensaban, no existía siquiera una unidad política de todo el territorio el cual estaba organizado bajo la forma de una Confederación de provincias autónomas entre sí. Así, la Generación del 37, a diferencia de los románticos europeos, no pensaba en la idea de nación constituida por elementos del pasado, sino que la veía como una apuesta al futuro.
Relación con el Rosismo
El pensar a la nación no podía hacerse sin observar a la figura del caudillo con mayor poder de la Confederación Argentina: Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos Aires. Si bien en un principio la Generación del 37 se acercó al caudillo, buscando una síntesis entre el federalismo y el unitarismo, Rosas no vio con buenos ojos la postura conciliadora del grupo. Así, el Salón Literario fue cerrado y los intelectuales debieron exiliarse.
Desde el exilio, los pensadores de la Generación del 37 llevaron a cabo un movimiento de fuerte oposición al caudillo, favoreciendo los levantamientos e incluso apoyando al bloqueo francés al Río de la Plata. Sin embargo, sus esfuerzos por derrotar a Rosas no triunfaron.
Es de destacar que la Generación del 37 propuso una crítica diferente a la de los viejos unitarios, quienes solo tomaban en cuenta la realidad política del territorio. La nueva generación, en cambio, tuvo en cuenta las condiciones de las masas y la “situación de atraso” económico y social. Según su postura, para romper con las figuras de los caudillos se debían transformar las condiciones sociales y económicas del llamado “desierto”, es decir, el ámbito rural. Una vez revertido el atraso, podrían entonces modificarse las cuestiones políticas.
Integrantes e ideas de la Generación del 37
Uno de los principales enigmas que la Generación del 37 buscaba resolver era el de por qué la Revolución de Mayo, cuyos ideales habían sido la igualdad, la libertad y la fraternidad, al cabo de unos años se había desviado de su rumbo y el país había quedado sumido en guerras civiles y en regímenes despóticos como el de Rosas.
La resolución del enigma, según ellos, había que rastrearla en los aspectos culturales populares. Así, el problema estaría en la división contradictoria entre civilización y barbarie. De hecho, uno de los principales exponentes de la Generación del 37, Domingo Faustino Sarmiento, expresó en su libro “Facundo o civilización y barbarie en las pampas argentinas” su idea acerca de que el desenlace trágico de la Revolución de Mayo había sido provocado por el choque entre dos culturas distintas, es decir, la campaña y la ciudad. Según el pensador, las costumbres rurales iban en contra de la modernidad y el liberalismo.
Otro gran representante de la Generación del 37, Juan Bautista Alberdi, aunque polemista de Sarmiento, se manifestó en términos similares. En su libro “Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina” asoció la modernidad con lo europeo y explicó que el desarrollo desigual de la Confederación Argentina, se debía a que la cultura europea se había diseminado de forma dispar en el territorio. Por esa razón proponía, con su famosa frase “gobernar es poblar”, la inmigración de europeos sobre todo el territorio argentino.
Muchas de las ideas de los románticos del 37 aún siguen presentes hasta el día de hoy debido a que este grupo de intelectuales intervino activamente en los asuntos públicos. De hecho, las Bases de Alberdi fueron inspiración para la redacción de la Constitución Nacional Argentina. Asimismo, Sarmiento, desde la presidencia que ejerció entre 1868 y 1874, también puso esmero en afincar las ideas de la Generación del 37.
Entre otros destacados que representan este grupo están Echeverría, Frías, Mitre, Rodríguez Peña, Varela, y Wright.