Tal y como sucede en muchos contextos de la comunicación, el idioma inglés está muy presente en el lenguaje. En el caso que nos ocupa hay una explicación lógica, pues el concepto fair play (que se puede traducir como juego limpio) se emplea en el ámbito del deporte y fueron los británicos quienes idearon la mayoría de deportes actuales (por ejemplo, golf, fútbol, rugby, criquet, bádminton, etc).
Por qué se utiliza la expresión fair play
Si jugamos a una actividad o practicamos un deporte cualquier hay una doble finalidad: pasarlo bien y, si es posible, queremos ganar. La aspiración al triunfo es común a cualquier deporte. Sin embargo, no se trata de vencer de cualquier manera sino de hacerlo limpiamente y sin trampas, es decir, practicando el fair play.
En cualquier deporte hay un reglamento que debe respetarse, pero todos sabemos que en ocasiones se hacen todo tipo de trampas para conseguir el triunfo (engañar al árbitro, perder el tiempo durante el juego cuando se va ganando o provocar al contrario de alguna manera). En cada deporte hay infinidad de estrategias que están en la frontera entre lo permitido y lo prohibido. Para algunos estas estrategias son legítimas y perfectamente válidas (forman parte del propio juego).
Sin embargo, para otros estos trucos son inaceptables porque van en contra del espíritu que debe imperar en cualquier competición, es decir, el respeto al adversario, al árbitro y al pública. Esta actitud de respeto y de evitar en todo momento cualquier manipulación es el elemento fundamental del fair play.
Dos planteamientos deportivos
Cuando se emplea la expresión fair play se expresa una idea: no todo vale para ganar. Dicho con otras palabras, si la victoria se logra con el juego sucio es una victoria indigna e inmerecida.
Fair play y juego sucio son dos planteamientos opuestos. En el primer caso, es propio de países anglosajones, en los que también se hacen trampas pero culturalmente no son bien valoradas (por ejemplo, en el fútbol inglés es infrecuente que los delanteros se dejen caer en el área para que el árbitro pite penalti y esto mismo es muy habitual en el fútbol español, italiano o argentino).
El fair play de los anglosajones conecta con la figura del gentleman, el caballero que realiza un deporte pero quiere practicarlo con nobleza. En contraposición, la defensa del juego sucio forma parte de una mentalidad y de una manera de concebir el deporte. Los defensores del juego sucio no dicen de manera directa que prefieren hacer trampas o que practican el juego sucio, pues se trata de algo más indirecto y sutil. En otros términos, el juego sucio es más una cuestión de actitud que de palabras. En cualquier caso, el juego sucio es una forma de alterar la competición y de romper la igualdad de los contrincantes.