La Edafología es la ciencia que se encarga de estudiar el suelo, su origen y evolución, así como los procesos físicos, químicos y biológicos que los componen. Para ello cuenta con una variada metodología de trabajo destacando la realización de perfiles geológicos y los análisis físicos, químicos y sedimentológicos. Además, entre las herramientas más habituales utilizadas en Edafología se encuentran los mapeos localizados, cartografías específicas y una taxonomía específica para cada tipo de suelo.
Los estudios realizados por los expertos en esta ciencia tienen multitud de aplicaciones, pero siempre con el objetivo claro de salvaguardar y proteger el suelo como recurso evitando toda clase de erosión, degradación o contaminación.
Clasificación de los suelos
A partir de sus características generales la edafología es capaz de dividir el suelo en varias clases. La clasificación más habitual suele realizarse según la diferente composición y morfología que presentan los suelos, haciendo especial énfasis en aquellas propiedades que son mesurables o que se pueden mirar o sentir. Así, por ejemplo, los suelos pueden agruparse según su profundidad, color, estructura, textura, composición química,…
Por otra parte, en la mayoría de casos, los suelos presentan una serie de capas características denominadas horizontes, las cuales resultan una herramienta básica para su clasificación. De esta manera, la naturaleza, el grosor o la disposición de los horizontes también permiten clasificar los suelos en diferentes grupos.
Precursores de la edafología
El estudio del suelo es algo que ha preocupado al hombre desde mucho tiempo atrás, y si bien por aquel entonces la edafología no estaba implantada como ciencia, sí que han existido una serie de estudiosos que podrían calificarse como precursores de la misma.
Este es el caso del romano Catón, que ya en el siglo II a.C. realizó la primera clasificación del suelo de la que se tiene constancia. Aun así, el escritor más importante de aquella época fue sin duda Columella, el cual dejó para la historia numerosos trabajos analizando las características del suelo junto a diversas clasificaciones según su valor para la agricultura.
Posteriormente, ya en el siglo XII d.C. sería el sabio andalusí Ibn-al-Awan quién continuase el trabajo de los dos anteriores presentando nuevas y más completas clasificaciones.
Pero la verdadera revolución llegaría en el siglo XVIII cuando Walerius introdujo la química en el estudio del suelo. En sus estudios, Walerius analizaba las plantas comparando sus resultados con el análisis químico de los suelos en los que germinaban, sentando las bases para el posterior desarrollo de la industria agrícola moderna.