A partir del momento en el que Estados Unidos logra independizarse del Reino Unido a finales del siglo XVlll, se escribe y potencia el mensaje del Destino Manifiesto. Según el misma, la nación norteamericana se encuentra inspirada por la voluntad divina. Como consecuencia de ello, sus líderes están legitimados moralmente para promover los ideales de libertad y democracia en todo el planeta.
Unos ideales que han servido como herramienta política para el expansionismo de Estados Unidos
Según la doctrina del Destino Manifiesto Dios ampara a la nación norteamericana. Esta creencia conecta con el planteamiento calvinista según el cual los individuos y los pueblos están predestinados por la providencia divina.
El ideal de esta doctrina se convirtió en el fundamento ideológico para el expansionismo de los norteamericanos.
A lo largo del siglo XlX la nueva nación amplió sus territorios de forma muy significativa. Así, fueron comprados a Francia los territorios de Lousiana, a Rusia el territorio de Alaska, a España el estado de Florida y a finales del siglo XlX Hawai fue anexionada.
Paralelamente, una parte importante de México pasó a convertirse en territorio de Estados Unidos por el Tratado de Guadalupe Hidalgo en 1848.
El origen de la expresión
El término «Destino Manifiesto» fue acuñado por primera vez en 1845 por un periodista, John O´Sullivan. En uno de sus artículos utilizó esta expresión para justificar su apoyo a los colonos texanos que querían separarse de México e integrarse en Estados Unidos. Si bien este periodista fue el creador del lema, la idea fundamental del mismo ya estaba integrada en la mentalidad de las élites intelectuales.
Dos reacciones opuestas
Para amplios sectores de la sociedad estadounidense el Destino Manifiesto era un motivo de orgullo. Quienes creían y creen en este ideal consideran que el afán dominador es legítimo porque cuenta con la aprobación de Dios.
En los billetes estadounidenses hay una leyenda que ejemplifica muy bien la filosofía del Destino Manifiesto: «in god we trust» (confiamos en Dios).
En el conjunto de Latinoamérica el Destino Manifiesto es valorado como una amenaza. A lo largo del siglo XlX y XX la política exterior de Estados Unidos ha tenido un espíritu intervencionista en varios episodios históricos: la independencia de Panamá, el apoyo a las dictaduras militares de Chile y Argentina, la financiación de grupos antirrevolucionarios en Nicaragua o la invasión de la isla de Granada.