El desempleo es el número de personas que no están empleadas, pero que buscan activamente un trabajo, por lo que, por ejemplo, un estudiante que está dedicado totalmente al desarrollo de sus estudios, y que por esta razón no averigua la posibilidad de un empleo, no se considera una persona desempleada, porque no se cumple la condición de búsqueda activa de empleo o en términos técnicos, no es parte de la población económicamente activa, que es aquella población, en edad de trabajar, que está moviéndose por un empleo.
Por su parte, la tasa de desempleo, se define en términos porcentuales, como el cociente dado entre el número de personas que están desempleadas y el de la población económicamente activa, cuantificando la proporción de la población económicamente activa que se encuentra, en el momento del análisis, desempleada.
El desempleo es uno de los principales problemas macroeconómicos, por ser un flagelo que tiene consecuencias muy importantes para los países, en particular, por la fuerte correlación que tiene con la pobreza. No obstante, cuando se habla de desempleo –por ejemplo, en los noticieros o en las redes sociales – el uso de los datos nos hace perder de vista que detrás de esos números hay “rostros humanos”, es decir, hay personas que están padeciendo uno de los flagelos más importantes que pueden identificarse a nivel socioeconómico. Por tal razón, el objetivo de este artículo es humanizar el concepto de desempleo, para salir de los números “fríos” y poner de relieve el daño que provoca la falta de empleo a las personas y por qué las sociedades –y en particular, los dirigentes políticos y sociales – deben buscar por todos los medios posibles reducir el desempleo.
Los daños económicos provocados por el desempleo según Amartya Sen
El reconocido economista indio Amartya Sen –ganador del Premio Nobel de Economía en 1998 – indica que los daños que produce el desempleo van más allá de la pérdida de ingresos monetarios, y menciona una lista de problemas, tanto de carácter macroeconómico como microeconómico, esto es, daños a nivel de la economía en su conjunto, pero también –y especialmente – el sufrimiento que padecen las personas desempleadas, tales como la pérdida de libertad, el daño psicológico, la exclusión social, la enfermedad (incluso el suicidio), y otros fenómenos que se han estudiado como consecuencias negativas de la falta de empleo, pero que no se ven reflejadas en los “números fríos” como los que refleja una tasa de desempleo.
1. Caída a nivel productivo y cuenta del Estado
Uno de los aspectos clave a tener en cuenta cuando hablamos de desempleo, es que implica una pérdida de capacidad productiva para la economía, porque no solo hay una pérdida de ingresos para los desempleados, sino una menor disponibilidad de bienes producidos para la economía. Por otra parte, el seguro de desempleo es financiado por el Estado, esto es, la sociedad en su conjunto, por lo que, representa un gasto para la economía. De este modo, el desempleo no solo genera perjuicios para los desempleados, sino para el conjunto de la población de una economía, por un lado, por la menor producción de bienes, y por otro, por el gasto asociado al seguro de desempleo.
2. Privaciones que afectan la libertad y la sociabilidad
En el enfoque de la pobreza de Amartya Sen, el cual se basa en las privaciones, se le otorga mucha importancia a la libertad. En tal sentido, es importante señalar que una de las consecuencias más importantes, pero quizá más oculta en los datos de desempleo, es la pérdida de libertad que enfrenta una persona desempleada, que excede el efecto de la pérdida de ingresos. Esta falta de libertad se refiere al hecho de que una persona desempleada –y en particular, que hace mucho tiempo sin conseguir empleo – aunque reciba apoyo del Estado a través del seguro de desempleo, no tiene mucha libertad de decisión, por ejemplo, en términos de consumo o de planificar su vida.
Por otra parte, el desempleo es un importante factor de exclusión social, ya que, en primer lugar, tener trabajo implica la pertenencia a un colectivo, la interacción en un ámbito de integración social, como lo es una empresa, donde se generan relaciones con pares y existe un reconocimiento a la función que cumple el trabajador, entre otros beneficios vinculados a la integración en la sociedad. Pero no solo esto, el desempleo, a través de la falta de ingresos, limita la posibilidad de participar en actividades colectivas, por ejemplo, asistir a un recital, ir a ver un partido de futbol, entre otras.
3. Efectos sobre la capacidad y habilidad del profesional
Sen señala que así como «se aprende trabajando» también «se desaprende» cuando no se tiene trabajo, ya que las personas desempleadas pierden las aptitudes para las tareas que sabían hacer. Por ejemplo, pensemos un obrero de una fábrica de calzado que pierde el empleo, con el tiempo, perderá sus conocimientos sobre el manejo de las herramientas o la maquinaria necesaria, así como la práctica para la confección de calzado. A lo anterior se suma la pérdida de confianza y seguridad que padece una persona desempleada, ya que la frustración por la pérdida de empleo y búsqueda sin resultados, genera una desmotivación, que a su vez puede provocar un mayor deterioro de las competencias laborales de la persona.
4. Impacto a nivel psicológico
El desempleo puede provocar intensos sufrimientos psíquicos, incluso, como documenta el trabajo de Boor (1980), los altos y sostenidos niveles de desempleo se han relacionado con tasas altas de suicidio, lo que muestra las enormes consecuencias psicológicas del desempleo estructural.
Estos daños a nivel psíquico son importantes de destacar, en particular, cuando a menudo, el análisis de los datos suele olvidar que detrás de esos guarismos, hay personas, que sufren no solo por las restricciones económicas que provoca la falta de trabajo, sino por otros factores no registrados en las estadísticas.
Lo anterior pone de manifiesto la insuficiencia de los seguros de desempleo y las ayudas gubernamentales para paliar los problemas que genera el desempleo. Esto se debe a que el desempleo no es solo un problema de falta de ingresos, ya que genera otro tipo de daños que no se solucionan con el pago de un seguro de desempleo.
5. En el marco de la salud personal
El desempleo puede conducir a la enfermedad y a tasas más elevadas de mortalidad, ya que la pérdida de ingresos y medios materiales, puede acarrear un descuido por los controles sanitarios, a lo que se suma, en muchos casos, la pérdida de cobertura de seguros de salud, que se asocian con la situación de empleo.
6. Desmotivación en un contexto de miedo, incertidumbre y pesimismo
El desempleo que se vuelve persistente puede generar una desmotivación tal en las personas que las puede conducir al fenómeno llamado “trabajadores desanimados”, que son aquellas personas que ante un largo período de búsqueda infructuosa de empleo, dejan de buscar trabajo, saliendo definitivamente del mercado de trabajo. Este tipo de personas, deja de ser parte de la población económicamente activa, y por tal razón, ya no computan como desempleados, porque no se cumple la condición de “buscar activamente un empleo”. Por lo tanto, estas situaciones no son reflejadas en las estadísticas tradicionales del mercado laboral, como la tasa de desempleo.
7. Ruptura de relaciones humanas y quebranto de la vida familiar
Cualquiera que haya padecido el desempleo de cerca, habrá podido comprobar los efectos que tiene sobre la cohesión familiar, que están vinculados al mayor nivel de conflictividad intrafamiliar que suele surgir como consecuencias de la reducción de los medios económicos.
8. Desigualdad en evidencia
Amartya Sen señala que, una de las consecuencias del desempleo –que no se reflejan en las estadísticas del mercado laboral – es el aumento de las tensiones étnicas y de las desigualdades entre hombres y mujeres, como consecuencia de la reducción de los puestos de trabajo disponibles. Por ejemplo, en un contexto de alto desempleo, pueden surgir reacciones racistas contra trabajadores inmigrantes, en la medida que los ciudadanos naturales suelen ver a los extranjeros como una competencia en la búsqueda de las escasas fuentes de trabajo.
Por otro lado, las épocas de desempleo generalizado también ponen de manifiesto la desigualdad en el acceso al empleo entre hombres y mujeres, ya que en situaciones de alto desempleo, las mujeres (en particular, jóvenes) suelen encontrar diferentes obstáculos para encontrar una fuente laboral.
9. Conflicto de los valores socioculturales y delincuencia
El desempleo en gran escala puede generar el deterioro de los valores sociales, por ejemplo, esto se observa en la relación que hay entre la delincuencia y el desempleo juvenil, donde si bien pesan las privaciones materiales de los desempleados, también hay cuestiones vinculadas a la exclusión social que promueven las actividades delictivas.
En definitiva, el desempleo estructural es una fuerte amenaza para la cohesión social, generando divisiones entre las personas que disponen de un empleo y aquellas personas que van quedando marginadas y “fuera del sistema”.
10. Freno a la incorporación de innovaciones y mejoras organizacionales
El desempleo puede conducir a problemas para incorporar cambio técnico en las empresas, debido a que en un clima de desempleo generalizado, la adopción de nuevas técnicas –en particular, de aquellas que amenazan las fuentes de empleo – generan mayores resistencias, que en una situación de bajo desempleo. Por esta razón, el desempleo puede provocar el estancamiento tecnológico de las empresas, con el consiguiente perjuicio para la eficiencia económica.
Referencias bibliográficas
– Krugman, P. R., Wells, R., & Olney, M. L. (2008). Fundamentos de economía. Reverté.
– Sen, A. (1997). Desigualdad y desempleo en la Europa contemporánea. Revista internacional del trabajo, 116(2), 169-187.