El contexto es el conjunto de circunstancias que afectan e influyen en algo. De esta manera, la contextualización será el proceso de análisis a través del cual algo es explicado.
Para comprender una situación no es suficiente con saber los datos relacionados con ella. Es necesario analizarla dentro de su contexto.
Imaginemos que una persona tiene un problema económico y alguien quiere ayudarle. Para hacerlo deberá conocer su contexto vital, es decir, su formación, lazos familiares, trayectoria individual y, en definitiva, toda aquella información que pueda resultar útil para ofrecerle una solución válida.
La contextualización de algo requiere de un análisis detallado por parte de la persona que realiza este ejercicio de comprensión. Hay que conocer los datos básicos, los antecedentes de la cuestión, los elementos secundarios y toda la información relevante.
Con cierta frecuencia se escucha la expresión sacar fuera de contexto, dando a entender que algo es explicado de manera incorrecta, ya que no hay la pertinente contextualización.
Uno de los elementos más valorables a la hora de conocer un fenómeno es el conocimiento histórico del mismo, porque de alguna manera todo tiene su historia. Una persona o un acontecimiento sólo es comprensible dentro de unas coordenadas espacio-temporales y al margen de ellas resulta incomprensible.
Una actividad en la que la contextualización adquiere un especial sentido es en la creación literaria. Si un autor describe en una novela a unos personajes, éstos deberán ser entendidos en un contexto social, económico o cultural. Sin este requisito, el lector no podrá meterse en la novela.
Cada época tiene sus características ( moda, tecnología, ideas mayoritarias, problemas comunes… ) y en su conjunto influyen en los individuos concretos. Es un mecanismo que afecta a todas las personas, aunque a veces no sean conscientes de ello. Nuestras ideas y creencias dependen de cuáles sean las circunstancias que nos envuelven. Esto sucede porque somos herederos del tiempo histórico que vivimos, no podemos escapar de nuestro contexto. Y al mismo tiempo, necesitamos comprenderlo, ya que así nos conocemos mejor a nosotros mismos.