Se define como contaminación ambiental a la acumulación excesiva de alguna sustancia en un lugar, de manera que se supera la capacidad de reciclado natural de dicha sustancia, generando así una rotura de determinados equilibrios que provoca efectos ecológicos negativos. La contaminación se produce principalmente por la actividad de nuestra especie, debido al enorme desarrollo demográfico e industrial, de la mano con el excesivo consumismo que hemos experimentado en los últimos siglos y que se va acelerando cada vez más.
Tipos de contaminación
En relación con el agente contaminante, podemos diferenciar varios tipos de contaminación. Mencionamos a continuación sólo algunos casos ejemplificadores.
• Contaminación química: Se trata de la liberación al ambiente de sustancias, en general producidas por hombre, que provocan efectos perjudiciales sobre los seres vivos (en muchos casos, el hombre incluido). Como ejemplo, podemos mencionar a los pesticidas que se utilizan para matar a las plagas que se alimentan de los cultivos. Estos pesticidas son útiles para producir más alimentos evitando que las plagas los afecten, pero al mismo tiempo perjudican a otras especies animales y producen enfermedades graves en las personas que se ven expuestas directa o indirectamente. También se produce contaminación química cuando determinadas sustancias tóxicas producidas por la actividad industrial se vierten en la naturaleza, con el único fin de desecharlas. Lamentablemente, esto se produce de manera incontrolada en muchos casos, y así se contaminan ríos y otros ambientes naturales.
• Contaminación orgánica: Es la que se produce por una acumulación de materia orgánica, principalmente en medios acuáticos como ríos y lagos que se encuentran cercanos a grandes concentraciones urbanas. Estos medios reciben los desechos orgánicos (como la materia fecal) de toda la población de una ciudad, y no tienen la capacidad natural de procesarlos. La acumulación de materia orgánica, en conjunto con otras sustancias como los detergentes domésticos biodegradables, sirven de alimento a microorganismos que viven en el agua. La gran oferta de alimento para estos microorganismos (entre los que se incluyen muchas bacterias) provoca que proliferen de manera excesiva y consuman todo el oxígeno disponible. Al mismo tiempo, liberan sustancias que cambian la composición normal del agua, provocando la muerte de los demás seres vivos (plantas y animales) ya sea por asfixia o por envenenamiento.
• Contaminación radiactiva: Se produce por la utilización de la energía nuclear por parte del ser humano. Esta utilización puede ser tanto por fines energéticos (el que se da para producir energía en las centrales nucleares) o por fines bélicos (bombas atómicas). En el primer caso, la contaminación se produce principalmente al momento de eliminar los residuos radiactivos. En el segundo caso, se esparcen enormes cantidades de radiactividad únicamente con fines destructivos a corto y largo plazo, lo cual estaría doblemente injustificado. La radiación que producen estas actividades daña el ADN que contiene la información genética dentro de las células de todos los seres vivos conocidos, incluidos los humanos. Las consecuencias de esto es la aparición diversos tipos de cáncer y otras enfermedades, con todo lo que eso implica.
• Contaminación atmosférica: Se trata de la contaminación del aire, que se evidencia mucho más en zonas de grandes concentraciones urbanas, donde la polución y los desechos liberados a la atmósfera relacionados con la actividad industrial y doméstica es mayor. Los motores de los vehículos, los sistemas de calefacción, las emisiones de las fábricas, entre otros, son los principales contaminantes ambientales. Algunas consecuencias de este tipo de contaminación incluyen el deterioro de la capa de ozono que protege a los seres vivos del planeta de los efectos dañinos de los rayos ultravioletas del Sol, y las lluvias ácidas. En este último caso, el dióxido de carbono (emitido en exceso por la actividad humana), el nitrógeno y el azufre liberados en el aire se combinan con el agua de la lluvia y forman gotas de ácido carbónico, ácido nítrico y ácido sulfúrico, respectivamente. Estas sustancias ácidas caen junto con la lluvia sobre las plantas, animales, nuestras ciudades y nosotros mismos, deteriorándolos y produciendo efectos negativos.
Consecuencias de la contaminación
La contaminación ambiental presenta graves consecuencias para todas las especies vivas del planeta, incluyéndonos a nosotros. A grandes rasgos, podemos dividir estas consecuencias en dos grandes grupos.
Por un lado, las relacionadas al empobrecimiento de la diversidad y cantidad de seres vivos. En otras palabras, debido a la contaminación y a la explotación de la naturaleza por parte del hombre muchas especies de organismos sufren alteraciones en sus ecosistemas que no pueden soportar, produciendo injustamente la muerte de un número importante de individuos, y en el peor de los casos, de todos los individuos de una especie (extinción). De esta manera, debido a la contaminación, se ve afectada la diversidad de seres vivos del planeta.
Por otro lado, se produce una degradación de las condiciones de vida en la biósfera, donde la cantidad de tóxicos en el aire, la tierra y el agua empobrece las condiciones de vida, incluso las humanas. De hecho, la contaminación química invisible es causante de muchas enfermedades que podrían evitarse en otras condiciones, como así también de condiciones como alergias, asma, tos y debilitamiento o desregulación de nuestras defensas.
Medidas preventivas de contaminación ambiental
Las pequeñas acciones que están a nuestro al alcance para mejorar o simplemente no empeorar la dramática situación de la contaminación ambiental pueden parecer insignificantes si las consideramos individualmente. Una manera de reducir la frustración que esto genera es pensar que si todo el mundo dejara de hacer estas acciones debido a dicha frustración la situación sería irremediablemente peor. Así, tomar conciencia de la importancia de cada granito de arena puede motivarnos a ser parte de la solución y no del problema.
Para resumir las medidas preventivas que podemos llevar a cabo para ser parte de la solución podemos utilizar la regla de las tres R: Reutiliza, Recicla y Reduce.
• Reutiliza todo lo que puedas. Cualquier elemento que necesites, antes de comprarlo pregúntate si en tu casa ya hay algo de eso guardado en algún lado. Guarda los elementos que ya tengas y sepas que probablemente te van a servir en el futuro, para evitar tener que comprarlo nuevamente.
• Recicla. Hay elementos como los empaques de productos hechos de plástico, cartón, papel o vidrio que pueden ser reciclados, reduciendo así la explotación al medio ambiente que se debería llevar a cabo para producir nuevos materiales. Separar la basura y reciclar todo lo que puedas es una pequeña acción que está al alcance de la mayoría de las personas que viven en ciudades que tienen una política ambiental acorde a la situación.
• Reduce lo que consumes. Las sociedades capitalistas y consumistas actuales nos hacen creer que necesitamos muchas cosas que en verdad son innecesarias o podrías resolver con algo más simple que ya tienes. Preguntarse ‘’¿para qué?’’ y ‘’¿en verdad lo necesito?’’ antes de comprar cualquier cosa es un buen ejercicio para reducir lo que consumimos. De esta manera, estaremos generando menos desechos y reduciendo la demanda de materiales que implican una mayor explotación del medio ambiente. Para muchas personas, la reducción del consumismo se ha vuelto una filosofía de vida. Para saber más te recomiendo aprender sobre el minimalismo.
En definitiva, tomar consciencia del efecto ambiental que tienen nuestras conductas cotidianas es, sin duda, un paso en la dirección correcta.