Se denomina conflicto a una situación caracterizada por divergencia de intereses que conlleva a confrontaciones y a pujas. El término puede emplearse en innumerables contextos, siempre y cuando se considere que en estos existen intereses contrapuestos que predominen sobre los intereses en común y que esta contraposición conlleve una puja profunda entre distintas personas o grupos de personas. Los conflictos pueden zanjarse diplomáticamente, generalmente con la intervención de un tercero que sirva de parte neutral, o mediante el uso de la fuerza; en el segundo caso, este tipo de circunstancia puede ocasionar profundas heridas que dificultarán cada vez más un tipo de solución pacífica.
En la antigüedad, los conflictos podían resolverse de un modo violento. En efecto, el hecho de verse perjudicado en algún tipo de circunstancia por un tercero podía traer aparejado un sinnúmero de acciones tomadas como represalias que llegaban a superar el supuesto mal causado. Es por ello que la ley y el establecimiento de un tercero que medie ante este tipo de circunstancias fue un gran avance en la sociedad. En efecto, incluso la denominada ley del talión, que reza “ojo por ojo, diente por diente” es considerada un avance en lo que respecta a las relaciones interpersonales. Por ello, a pesar de que pueda parecernos dura, en la antigüedad esta ley estableció una proporcionalidad en el castigo a ejercerse por alguien imparcial, circunstancia que dado el contexto puede considerarse sin lugar a dudas una mejora.
En la actualidad, por supuesto, los tribunales ofrecen las garantías necesarias para lograr una resolución de conflictos entre particulares lo más satisfactoria posible. En el ámbito internacional puede decirse lo mismo, con organismos imparciales que intentan garantizar la concordia entre as distintas naciones. Lamentablemente, no obstante, en ocasiones existen circunstancias en donde los conflictos se extienden durante años y pueden llegar a guerras con la consecuente pérdida de vidas. En estos casos, la situación puede llegar a profundizarse con la intervención de otras naciones, por lo que en general se intenta aplicar sanciones económicas a aquellos países que hayan tomado un tipo de acción unilateral.
Por último, es importante señalar que la inclinación social del hombre lo lleva a aborrecer las situaciones de conflicto, a pesar de que estas se generen constantemente por sus acciones. No debe extrañar por lo tanto que se generen constantemente mecanismos e instituciones que intenten regular estas situaciones anómalas a fin de evitar que se profundicen con el paso del tiempo.