El azúcar común, químicamente conocida como sacarosa, es una sustancia formada por minúsculos granos de color blanco. Su denominación científica es alfa-D-Glucopiranosil.
El azúcar puede obtenerse de la remolacha o bien de la caña de azúcar, aunque igualmente se encuentra en otras plantas en menor cantidad. Se trata de una sustancia que forma parte de nuestra alimentación. De hecho, se encuentra en los alimentos que contienen almidón (arroz, pasta o pan) e igualmente en la fruta. En la miel hay una cantidad importante de sacarosa, lo que explica su sabor dulce característico. Por otra parte, ese emplea para endulzar los postres, el chocolate o los caramelos. También se utiliza en las bebidas energéticas o en la elaboración de alcohol, así como complemento para el café o el té. En consecuencia, estamos hablando de una sustancia muy presente en la vida cotidiana.
El singular sabor dulce del azúcar es percibido por el gusto a través de la punta de la lengua, la zona donde se encuentran las papilas gustativas. De todas formas, cuando un alimento o una bebida tiene demasiada azúcar se produce un efecto poco agradable y decimos que el sabor nos resulta empalagoso.
El azúcar no es simplemente un edulcorante que forme parte de nuestra alimentación, ya que también se utiliza en la industria farmacéutica y en algunas culturas se emplea como sustancia para cicatrizar heridas.
El principal productor de azúcar del mundo es Brasil, seguido de la India y China. Según cálculos oficiales, en la Unión Europa el consumo de azúcar por habitante al día asciende a 90 gramos.
Ventajas e inconvenientes
Como sucede con la mayoría de alimentos, el azúcar es saludable en dosis adecuadas. En este sentido, hay que tener en cuenta que la glucosa (un tipo de azúcar) es la sustancia que da energía a nuestro cerebro. Sin embargo, si se consume en exceso hay toda una serie de inconvenientes para la salud: provoca obesidad, caries dentales, diabetes tipo 2 e hipertensión. De esta manera, se puede afirmar que el azúcar endulza, pero sus contraindicaciones son evidentes, por lo que podríamos decir que tiene un lado amargo. Para reducir su efecto pernicioso, se han creado productos en una versión sin azúcar (caramelos, chicles, chocolate…). Esta medida está relacionada con las dietas bajas en calorías. Sin embargo, en algunos casos es algo muy eficaz, por ejemplo para las personas diabéticas.
Los médicos subrayan su componente adictivo que la convierte en una sustancia potencialmente dañina para la salud.