Se denomina autonomía a la capacidad de una persona o cosa para ejercer independencia de otra persona o cosa, pudiendo por ejemplo, tomar decisiones propias, funcionar sin necesidad de otro aparato, entre otros. La autonomía, como decimos, puede ser la capacidad tanto de una persona (ya sea física o jurídica, es decir, en el caso de empresas o por ejemplo ciudades, departamentos o territorios específicos dentro de un territorio mayor como el nacional) o de una cosa, como aparatos electrónicos o vehículos.
En cuanto a las personas físicas, es decir, sujetos sociales, la autonomía se relaciona con poder ejercer derechos y tomar decisiones o decidir sobre nuestra propia persona sin la intervención de otra persona o sujeto social. Por ejemplo, en la mayoría de los países, a determinada edad la persona se convierte en “mayor” pudiendo, entre otras cosas, ejercer el derecho al voto, comprar propiedades, poseer bienes a su nombre, asociarse libremente con otras personas físicas. Esto es en parte la autonomía, aunque también se asociado a otros derechos como por ejemplo el de expresarse o el de elegir una religión libremente.
Pensemos en el caso de la religión musulmana por ejemplo donde la mujer no posee derechos a elegir o a expresarse de manera libre, aunque sí el hombre lo hace, y en la mayoría de los casos, elige y se expresa por ella.
Pero también las personas jurídicas (empresas, asociaciones, fundaciones) posee capacidad de autonomía. Por esta capacidad las personas jurídicas pueden administrarse de tal o cual manera, contratar empleados o convocar voluntarios y colaboradores, organizar eventos y actividades, realizar proyectos, lanzar nuevos productos al mercado o prestar nuevos servicios, generar ganancias, intervenir en la sociedad mediante ayuda o contribuciones, emitir facturación, realizar balances económicas de la sociedad o asociación, declarar en quiebra a la sociedad, entre otros.
Como decíamos, también territorios pueden denominarse autónomos, como ciudades o departamentos en algunos países que ejercen su organización administrativa de manera autónoma al gobierno ya sea provincial o nacional. Otras instituciones públicas, como las universidades pueden también tener la capacidad de autonomía respecto a la administración.
También en aparatos electrónicos, la autonomía se relaciona con cierta “independencia”, como por ejemplo las notebooks, teléfonos móviles, y tablets, que poseen cierta autonomía de funcionamiento, por unas cuantas horas, hasta que debemos conectarlas a la red de electricidad para cargar la batería mediante la cual funcionan. Es el caso también de automóviles, colectivos o aviones incluso, que se denomina autonomía al trayecto de viaje que pueden realizar con carga de combustible completa.