La expresión nace para referirse a la forma de Estado, gobierno y sociedad que existían en Francia hasta antes del régimen surgido de la Revolución Francesa. De acuerdo a Rotelli, el término se origina a partir de la Asamblea Nacional Constituyente, quien rechaza las normas y preceptos legales, institucionales y sociales en torno a los cuales se orientaba el Estado feudal.
Del mismo modo, la noción de antiguo supone que fue implementado una vez que tal régimen terminó y como un contraste con uno nuevo, siendo este último el que se origina a partir de las nuevas instituciones y valores de la revolución en Francia.
Características del término
Rotelli estable que el origen del término se remonta a los diversos documentos jurídicos y a las discusiones de la Asamblea Nacional en 1789 y 1791.
En el primer momento, se establece que se ha destruido el régimen feudal y que la nación ya no está detentada por el monarca, sino que, a partir de entonces, la nación está separada del él. Se decreta que cualquier asunto relacionado con el régimen feudal debían de ser completamente destruido: los derechos feudales, la servidumbre, los diezmos, los privilegios en temas fiscales, las desigualdades vinientes de nacimiento y la herencia de los oficios habían de ser eliminados. Sin embargo, la asamblea no impugnó la figura del monarca como tal, al tiempo que se proclama al nuevo régimen como cristiano y católico.
En la segunda etapa de la que nos habla Rotelli, se establece desde el preámbulo de la Constitución del 14 de septiembre de 1791, un resumen de las características del régimen a derrocar, es decir, un régimen feudal ligado a la iglesia con oficios heredados y privilegios de nacimiento. No obstante, del este antiguo régimen se conservaban aspectos importantes como el respeto a la propiedad, a la monarquía y a la religión.
Origen del concepto
A pesar de que durante los procesos legislativos para referirse al régimen previo se utilizaron distintas acepciones, fue la de antiguo régimen la que prevaleció e incluso, en lo posterior también llegó a utilizarse para referirse a todas aquellas formas de Estado y sociedad previas a las revoluciones que pusieron fin a las monarquías absolutistas en Europa.
Se le atribuye a Alexis de Tocqueville, quien fuera diputado de la Asamblea Nacional Francesa, la popularización del término a través de su libro El antiguo régimen y la revolución publicado por primera vez en 1856. En esta obra, el autor menciona que el término aparece en palabras del Honoré Gabriel Riquetti, Conde de Mirabeau, quien, en un escrito al rey de 1790, a poco menos de un año de iniciada la revolución, le solicita hacer un ejercicio de comparación entre la nueva situación social con el antiguo régimen.
A pesar de esta precisión histórica, Rottelli sugiere que, a fin de establecer un origen más puntual del término, es preciso llevar a cabo un análisis minucioso sobre la legislación de la Asamblea Constituyente como órgano que explicitó las principales diferencias entre los regímenes nuevo y antiguo. El mismo autor concluye que fue a partir de 1790 que la expresión comienza a difundirse hasta el punto de incluirse en la en el compendio de Historia de la lengua francesa de Ferdinand Brunot publicada en el transcurso de la primera mitad del siglo XX.
Nuevo régimen
Se ha dicho que el concepto de antiguo régimen deviene de su comparación con uno nuevo. En este sentido, Tocqueville explicaba que el cambio del antiguo régimen al nuevo no solo implicaba un cambio de Estado, administración y gobierno, sino que era una modificación completa en la sociedad, es decir, en cómo ésta se desarrollaba a partir de nuevo preceptos y valores adquiridos.
Por su parte, Rottelli propone que la superación del antiguo régimen hacia el nuevo, desarrollado entre 1750 y 1850 según el autor, podría entenderse en comparación con las características de este último, mismas que define como: el acceso e incremento de los medios de transporte; la industrialización; la consolidación de las instituciones bancarias; las unificaciones lingüística, jurídica y administrativa; la disminución de los índices de mortalidad en la población (revolución demográfica), así como una creciente indiferencia religiosa entre la población.