La inmensa mayoría de individuos se comporta según unas creencias, valores y costumbres que sirven como referencia para su vida cotidiana. Estas creencias, valores y costumbres se convierten en reglas morales y con ellas es posible valorar si algo es bueno o malo, justo o injusto. Si alguien respeta este tipo de reglas es una persona con un sentido moral, pero si no conoce tales reglas o directamente no las respeta es una persona amoral.
Moral, inmoral y amoral
El término moral viene del latín, concretamente del vocablo moris, que significa costumbre. En consecuencia, la moral hace referencia a las costumbres sociales que son aceptadas como válidas por una comunidad.
Así, se dice que una persona tiene una moral cuando incorpora un criterio sobre lo que es bueno o malo.
Si alguien no respeta las normas morales establecidas se trata de una persona inmoral. En este sentido, un ladrón es una persona inmoral porque la acción de robar va en contra de las normas aceptadas por la mayoría y de lo que establece la ley.
En ciertas situaciones no es posible calificar a una persona de moral o inmoral, pues su comportamiento no encaja con ninguna de estas dos categorías
Un niño de 3 años no tiene un criterio definido sobre lo que es bueno o malo y, por lo tanto, es un individuo amoral.
Si una persona adulta muerde a otra sin ningún motivo aparente, su acción sería reprobada, pero si quien muerde a otro es un bebé su acción no se podría considerar buena o mala, ya que un bebé no tiene conciencia moral.
La conciencia moral en las personas con enfermedades mentales o bajo el efecto de las drogas
Un psicópata tiene una patología mental y sus acciones están orientadas a realizar el mal en la sociedad. De esta manera, se trata de un individuo amoral. Al tener una desconexión con la realidad, este tipo de personas no actúan con criterios convencionales.
Las personas con esquizofrenia tienen igualmente una alteración en su conducta y esta circunstancia hace que puedan llegar a comportarse en contra de la moral establecida.
Quien consume ciertas drogas puede sufrir una alteración en su estado de conciencia y, en consecuencia, su conducta moral es potencialmente dañina.
Hay que recordar que tanto la enfermedad mental como el consumo de drogas son circunstancias que en un juicio pueden llegar a eximir de responsabilidad a los individuos. En estas situaciones se actúa al margen de una conciencia moral y debido a ello no es posible reconocer el carácter ilícito de la propia conducta.