La vida de las personas se divide en periodos. Tradicionalmente se utilizan cuatro para clasificar el tiempo de vida: infancia, juventud, edad adulta o madurez y vejez. El adulto es la persona que se encuentra en la etapa intermedia de su existencia, entre la infancia-juventud y la vejez.
De manera aproximada, se considera que una persona es un adulto a partir de los 18 años, cuando lo es desde un punto de vista legal en la mayoría de países. Este periodo finaliza a los 65 años, la edad en que la legislación laboral da por finalizada la actividad profesional. Esta clasificación es meramente convencional, porque en algunas culturas este criterio de los 18 a los 45 años es bastante diferente, empezando a los 13 ó 14 años y pudiendo acabando acabar alrededor de los 50.
Durante la edad adulta las personas están inmersas en proyectos muy variados: etapa de estudios superiores, búsqueda de empleo, trabajo, creación de vínculos familiares y cuidado de los hijos,etc. La característica principal del adulto es que tiene que asumir muchas responsabilidades, puesto que en la etapa anterior y posterior está exento de muchas de ellas. Cuando es joven depende de sus padres y en la vejez ya no tiene que trabajar.
En líneas generales, el adulto se encuentra en una fase de plenitud, tanto desde el punto de vista intelectual como físico, salvo que ocurra algún tipo de contratiempo que altere las circunstancias normales.
El hecho de que el adulto se encuentre en el momento de mayor plenitud lo demuestra que a los niños se les pregunta qué van a ser de mayores, lo cual implica que el proyecto vital de una persona adquiere su momento cumbre en esta etapa de la vida.
En algunas culturas hay rituales que simbolizan el paso a la edad adulta. Se realizan pruebas ( la caza de un animal salvaje, por ejemplo ) mediante las cuales los jóvenes demuestran su destreza y valor. Si superan con éxito la prueba ya son considerados como individuos adultos. Este valor simbólico de los rituales no existe en un sentido estricto en nuestro mundo globalizado. Sin embargo, hay algunos acontecimientos con un significado semejante: obtener la licencia para conducir, el primer salario, las primeras relaciones sexuales… Este tipo de vivencias tienen una carga simbólica; significan que la edad adulta está comenzando.