Visualizar es un concepto relacionado con la acción de ver algo. Sin embargo, no se trata de un proceso convencional (un sujeto ve algo a través de su sentido de la vista), sino que se fundamenta en la imaginación y en el pensamiento.
Nuestra mente es capaz de proyectar imágenes, una realidad que no existe propiamente pero que hemos creado mentalmente porque tenemos una facultad específica para ello, la imaginación.
La visualización es una técnica de proyección de imágenes agradables con el fin de que esas proyecciones puedan convertirse en una realidad. Este ejercicio de la mente puede ser de gran utilidad en ámbitos muy distintos.
Uno de los elementos característicos de esta técnica es la creatividad de las imágenes, es decir, nuestra imaginación tiene la capacidad de modelar ideas, sensaciones o visiones de cualquier tipo. En este sentido, no hay que olvidar que antes de que algo exista en la realidad ha existido en nuestra mente, ya sea un dibujo, un edificio o un proyecto cualquiera.
La visualización hay que entenderla como un método de autoauyuda, de estimulación positiva para propiciar la satisfacción personal
Sentirse mejor, sanar y éxito personal
Científicamente está demostrado que nuestra mente tiene un cierto poder a la hora de curar, aliviar o mejorar nuestro estado físico. En esta línea, si proyectamos una imagen positiva con relación a un dolor determinado, este ejercicio va a mitigar la sensación de molestia e incluso puede llegar a desaparecer.
Algunas personas que han tenido un éxito relevante en su carrera profesional han afirmado que antes de lograr el triunfo tuvieron una imagen del mismo. No de una manera mística o producto de la fantasía sino que fueron entrenando su imaginación para crear una imagen de un futuro exitoso.
En el mundo del deporte los psicólogos recomiendan la visualización del triunfo. Se trata de proyectar una imagen completa de todo lo que acompaña al éxito deportivo (visualizar las sensaciones físicas, la emoción o el instante preciso de la victoria).
Así como en ocasiones visualizamos el fracaso y nos imaginamos en una situación desgraciada (un suspenso o un despido laboral), es posible realizar el ejercicio inverso: la visualización en positivo de aquello que anhelamos.
Los expertos en visualización consideran que este procedimiento crea una atmósfera determinada, que se convierte en un elemento fundamental para conseguir un objetivo.