Existen actitudes y conductas que provocan malestar en los demás. Cuando esto sucede decimos que no se respetan ciertas normas de urbanidad. Dichas normas no están escritas en un documento concreto, sino que son costumbres y pautas de comportamiento consideradas razonables para el conjunto de la sociedad.
El concepto de urbanidad equivale a otros, como civismo, buenas maneras o simplemente buena educación. Independientemente del término que utilicemos, se trata de convivir en comunidad. En otras palabras, consiste en tener una actitud considerada hacia los demás.
Como regla general, los principios de urbanidad se aprenden en el ámbito familiar y de manera complementaria en la escuela. Quienes no adquieren tales principios son considerados individuos groseros, impertinentes y con poca educación.
Ejemplos ilustrativos
En la mayoría de sociedades se considera de obligado cumplimiento tratar a las demás personas con cortesía y amabilidad. Este criterio general debe emplearse de manera especial con las personas mayores.
El espacio urbano debe mantenerse limpio y en buenas condiciones. Por este motivo, es censurable tirar papeles al suelo, no recoger los excrementos de perros y gatos y no utilizar los contenedores de basura.
Si alguien sufre un accidente o se encuentra en una situación de desamparo, hay que brindarle nuestro apoyo.
Si empleamos algo que no es nuestro, debemos pedir permiso a su propietario, pues de lo contrario podría parecer que estamos apropiándonos de algo que nos pertenece.
En una reunión debe respetarse el turno de palabra y no interrumpir a los demás. Así mismo, levantar la voz es considerado un comportamiento inapropiado.
La violencia en cualquiera de sus formas es, lógicamente, contraria a los principios de urbanidad.
Estas pautas y normas son aplicables a todo tipo de contextos y para todos los individuos. Sin embargo, algunas reglas han cambiado con el paso del tiempo (por ejemplo, ya no es necesario quitarse el sombrero cuando se entra en una casa porque los sombreros apenas se utilizan).
Factores que intervienen
Al margen de una serie de reglas, la virtud de la urbanidad requiere de ciertos elementos complementarios. Por una parte, es necesario usar un tono de voz amable y respetuoso.
Por otra, ciertas palabras y expresiones facilitan las relaciones sociales (por favor, gracias, buenos días, no te importa si…). Como es lógico, el tono de voz y las palabras empleadas deben ir acompañados de un gesto amable.