La tristeza es un estado de ánimo en el que se experimenta apatía, decaimiento y una ausencia de plenitud interior. El sentimiento de euforia y de alegría es la antítesis de la tristeza.
Como cualquier otro sentimiento humano, el de tristeza puede ser pasajero o duradero en el tiempo. En el primer caso, se trata de una reacción emocional inevitable, ya que cualquier acontecimiento negativo puede generar un cierto malestar interior. Si la tristeza se convierte en algo habitual, es posible que se trate de un síntoma evidente de un estado depresivo.
Estar triste no es lo mismo ser triste
Los verbos ser y estar expresan ideas muy distintas. Si digo «estoy triste» mi interlocutor pensará que recientemente me ha ocurrido algo doloroso y debido a ello me siento apesadumbrado. Por el contrario, si afirmo que «soy una persona triste» estoy expresando que mi forma de ser habitual se caracteriza por el desánimo.
En consecuencia, estar triste es algo temporal y que depende de las circunstancias que rodean al individuo, mientras que ser triste es una forma de ser.
El círculo vicioso de la tristeza
Si estamos tristes sentimos una lógica desmotivación. Sin motivación es muy difícil obtener buenos resultados en cualquier proyecto o actividad. Finalmente, al no conseguir el éxito acabamos sumidos en la tristeza. Este escenario puede ser muy dañino y conviene salir de él a través de alguna estrategia o con la ayuda de un profesional de la psicología.
Efectos de en el organismo
Al sentirnos decaídos nuestro sistema inmunitario se debilita y por este motivo se incrementan las posibilidades de padecer alguna enfermedad. En algunos experimentos se ha comprobado que los estados de tristeza van acompañados de una mayor sensación de frío corporal. Las ganas de comer y la tristeza suelen estar muy relacionadas, ya que el desánimo no estimula precisamente el apetito.
Por otro lado, las personas apagadas tienen normalmente desajustes en la tensión arterial y su capacidad pulmonar disminuye. El sentimiento de tristeza se puede detectar con relativa facilidad, pues la gesticulación facial, el tono de voz y la mirada indican el estado de ánimo de una persona.
Las personas que padecen la enfermedad de Alzheimer suelen manifestar sus primeros síntomas a través de una cierta tristeza. En este sentido, si bien la tristeza no es propiamente una patología, puede ser un claro síntoma de ciertas enfermedades, muy especialmente la depresión.