Es una expresión que se usa en los mercados financieros para hacer referencia a una compra o venta que genera alguien calificado de incauto por una mala decisión, siempre existiendo el objetivo de obtener una ganancia a partir de dicha operación. También, supone una frase que puede ser una clara explicación de cómo funciona el mercado de manera rapaz, una vez que el beneficio es el punto esencial a alcanzar a como dé lugar, inclusive trabajando rendimientos realizando acciones anti-éticas. Esta teoría ha llegado a funcionar de manera viable en casos donde se han cometido acciones erróneas. Siempre habrá alguien más tonto que puede comprar o vender y solventar una posible pérdida.
Ejemplos prácticos al operar con acciones
Errores recurrentes en el mercado se ilustran, por ejemplo, en la compra de una acción sobrevalorada; a veces estas situaciones suceden cuando el mercado sufre un cambio en los precios y no se realiza la acción de venta por una distracción, pero gracias a la versatilidad operativa de ciertos brokers e intermediarios siempre existe algún posible comprador que pague por un precio alto.
Otra modalidad ocurre cuando no se ha vendido una acción en el momento en que el precio era llamativo, por lo que se considera el más tonto el que lo hizo justo por debajo del primer distraído, es decir, que existe uno más distraído que vendió aún más por debajo de dicho precio con una considerable baja, generando pérdidas y cero rendimientos.
Si bien en los casos anteriores se pudieran guardar o atesorar las acciones para utilizarlas una vez que el mercado se establezca, no lo es así, debido a la premisa de que se puede perder todo el dinero si se queda un inversionista con acciones que nadie quiere comprar. Por tal motivo, se deben vender de manera forzosa, y para esto existen herramientas creativas como la especulación y la estimación en la volatilidad de los precios, en la base de buscar a un tonto que quiera comprar.
La burbuja financiera y la teoría del más tonto
La práctica de esta teoría puede resultar catastrófica, debido a un constante uso de la especulación, naciendo con ello desconfianza y modificaciones en subidas/bajadas descontroladas de los precios y por tiempos indefinidos. Durante esta burbuja existen compradores de acciones que consideran que el precio se llegará a estabilizar en un corto tiempo. Estos son los considerados teóricos especuladores en búsquedas de tontos, porque, comprando, aún creen que alguien se interesará en adquirir las acciones a precios desmedidos. Es una acción de especulación que puede ser basada en un análisis ante posibles soluciones en el mercado de manera natural o por la intervención del estado.
Ya se han dado casos en los que, durante las alertas de burbujas, muchos inversionistas compraron acciones cuando estas ya subieron de precio (por error u especulación), y esperan el momento adecuado para vender más caro antes de que inicie el punto supremo de la burbuja. La esencia de esta teoría es saber cuándo entrar y cuando salir del mercado sin ser el más tonto. Esta situación ha generado que mucha gente quede en la quiebra, afectando no solo a quien compra a un precio de perdida, sino también a los que juegan a la especulación, donde ya existe un gran riesgo.
El ejemplo GameSpot
Un caso moderno que puede ejemplificar la teoría del más tonto es el conocido GameStop. Esta es una red de tiendas de videojuegos establecida en plazas comerciales, la cual a partir de la pandemia se encontraba en la estimación de una posible baja de sus acciones por sus mínimos índices de venta, generado por el aumento de compras en línea. Ante la especulación que se comenzó a viralizar en redes sociales (especialmente en reedit, donde existe mucha interacción entre compradores y vendedores amateurs) hubo un fenómeno calificado de extraño con respecto a las ventas de las acciones de esta empresa.
Para ejemplificar con claridad el caso, utilicemos cartas de colección. El hecho se dio de la siguiente forma: se toman prestadas las cartas de un conocido, prometiendo que las comprarán posteriormente. Una vez tomadas, se venden a un precio establecido (en este momento nadie sabe que las acciones cambiarán de precio, solo la persona que especuló con respecto a una posible baja en los precios). Una vez que ocurre la baja, se puede comprar a otro precio menor, de este modo se logra un rendimiento sin invertir un solo peso, utilizando a dos incautos para ello, aquél que presta las acciones/cartas y aquél que compra.
Los especialistas recomiendan siempre estar informados bajo medios certificados, dejar de lado el gran contenido sin fundamento que hay en las redes sociales. Resulta tonto jugar a invertir esperando que alguien cometa un error. Estas teorías se han dado a partir de una gran cantidad de productos financieros que se ofrecen en el mercado.