Reconocida como una de las características más significativas y elogiadas de una persona, la templanza podría ser descripta como la cualidad que tiene una persona de mantener la calma, de no ceder a las pasiones, a la atracción que muchos elementos considerados pecaminosos (tanto desde un punto de vista religioso como social o moral), de mantener siempre la humildad, la tranquilidad y no dejarse llevar por arrebatos de enojo, ira o deseo.
La templanza actúa como un arroyo de paz y tranquilidad en el medio de la vida llena de problemas, dolores y falsas adoraciones
Debemos partir del hecho de que la templanza, si bien es una cualidad existente desde que el ser humano es tal, suele relacionarse con la religión y con las pautas morales de comportamiento que las mismas han insertado en la vida social de los humanos. En este sentido, las religiones por lo general siempre han estimulado comportamientos de los fieles en los que la templanza debe ser primordial: dedicar la vida al rezo y a la adoración de los dioses y dejar de lado así las formas pecaminosas de la vida.
Para las religiones como la judía, la católica o la protestante renunciar a los placeres de la vida muchas veces es visto como una virtud, ya que supone que el individuo que puede sobreponerse a ellos ha logrado desarrollar una vida de gran nivel espiritual en la que los pecados humanos no tienen lugar. Entendemos aquí, según estas religiones, pecados tanto a los deseos como a las acciones pasionales que pueden ser el enojo, la violencia, la envidia, etc.
La ausencia de templanza en nuestra vida cotidiana ha hecho perder fuerza al término en sí mismo
En las sociedades occidentales en las que las religiones han perdido en gran modo la fuerza que tenían otrora, la templanza se convierte más que nada en un lujo que en una realidad cotidiana. Esto es así debido a que el capitalismo y el consumo nos llevan permanentemente a buscar el placer instantáneo, a renunciar a una vida espiritual o de reflexión, a necesitar sentir y experimentar todo el tiempo sensaciones nuevas, etc.
Así, es raro o poco común encontrar el ejercicio de la templanza, la paciencia, la tolerancia hacia el otro, el detenimiento ante fenómenos complejos, etc. Todas estas cuestiones son difíciles, ya que el ser humano es complejo y muchas veces elige vivir la vida a través del placer pura y exclusivamente, y esto hace que deje de lado la reflexión y su propia observación.
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