- Fin del siglo I a.C.
- El primer apóstol
- En primera persona dijo…
- 30 d.C.
- 37 d.C.
- 67 d.C.
- Sepultura en el Vaticano
Nació en Betsaida (Galilea, Israel, una ciudad que se menciona en el Nuevo testamento), con el nombre de Simón. Fue hijo de Jonás; su hermano Andrés también fue apóstol. Se dedicó a la pesca en el lago Tiberíades. Vivía con su esposa, hijos y suegra, en Cafarnaúm, al momento de conocer a Jesús.
Su nombre es Simón, Jesús lo rebautizó como Pedro, cuyo significado es roca/piedra, porque sobre él se construyó la Iglesia Católica.
El elegido para edificar la Iglesia
Jesús le anunció que él, Pedro, era la piedra fundamental y fundacional sobre la cual erigiría su iglesia.
Por otra parte, le aseguró que el poder de la muerte no perdurará en contra de ella y le avisó que le entregaría las llaves del Reino de los Cielos, donde vive y gobierna Dios. Claramente, ésta entrega demostró la confianza que Jesús depositó en él.
Asimismo, le anticipó que todo lo que ate en la tierra permanecerá de ese modo en el cielo, y todo lo que desate en la tierra se desatará en el cielo.
Su primer encuentro con Jesús se produjo en el Mar de Galilea, mientras estaba con su hermano preparando los enseres para pescar. Cristo les dijo que lo sigan, que él los haría pescadores de hombres, en clara alusión a la tarea evangelizadora que más tarde asumió.
Los hermanos lo siguieron y fueron con Jesús a la casa de la suegra de Pedro que estaba enferma. Jesús la curó, siendo este el primero de los muchos milagros que le vio realizar durante los tres años que lo acompañó como fiel seguidor y servidor.
Ahora bien, cabe destacarse que, tuvo momentos de gran debilidad también, por ejemplo, uno de los más comentados a lo largo de la historia fue la negación de Cristo, tres veces lo negó, cuando fue detenido tras la última cena, y en las vísperas de la crucifixión de Jesús.
Cumplió la profecía que Jesús le había anticipado, y el no creyó: cuando el gallo cantase, él ya habría negado conocerlo, en tres oportunidades.
Dejó dos cartas, publicadas en el Nuevo Testamento que constituyen el único testimonio escrito que se tiene de él. Se presume que estuvieron dirigidas a los conversos del Asia Menor, donde llevó a cabo una amplia tarea de evangelización.
En la primera epístola abundan las advertencias acerca de la conveniencia de seguir un camino de caridad, humildad y cumplimiento de los deberes cristianos; la firmó enviando saludos desde la iglesia cita en Babilonia, se supone que la escribió en Roma, porque los judíos la llamaban en aquellos tiempos así.
La segunda carta abordó el tema de la falsa doctrina y de la segunda llegada del señor. Animó a crecer en la gracia y en la sabiduría de Jesús, el salvador, poseedor de la gloria.
Asumió como Papa de la Iglesia Católica.
Tras la muerte, resurrección y ascensión a los cielos de Jesús, desplegó la misión de evangelizar. Predicó en público, hizo curaciones y milagros.
Obispo de Antioquía, fue otro de los puestos que ocupó en la iglesia.
Murió crucificado, como Jesús. Sin embargo, como no consideró digno morir del mismo modo que lo hizo su señor, pidió que lo crucifiquen con la cabeza para abajo.
Fue perseguido en la época del emperador romano Nerón (54-68 D.C.), tal como sucedió con todos los cristianos.
Fue apresado por difundir la palabra de Dios.
Fue sepultado en donde hoy está ubicado el Vaticano; sus restos se encuentran justamente debajo del altar mayor de la Basílica de San Pedro, hecho que fue comprobado en el año 1950, luego de una serie de investigaciones arqueológicas, y anunciado por el Papa Pío XII.
La Basílica de San Pedro es la de mayores dimensiones internas de todas las iglesias de la cristiandad, en tanto, su magnífica e imponente cúpula la erigió en una postal romana, de absoluto dominio del horizonte de la ciudad.
Integra el selecto grupo de una de las cuatro basílicas mayores, y es parte integrante del circuito de peregrinaje de las siete iglesias de Roma, rito católico que permite lograr la indulgencia.
Se erigió sobre el lugar donde fueron sepultados los restos de San Pedro.
Desde el siglo IV, en dicho lugar, se levantaron solamente iglesias, en tanto, la actual, data de inicios del siglo XVI.
El Papa Julio II fue quien ordenó su construcción; en ella trabajaron, entre otros grandes artistas de la historia del Renacimiento: Miguel Ángel, Donato Bramante y Bernini.
San Pedro ha sido una figura muy representada en la iconografía cristiana y casi todos los sucesos más relevantes de su vida han sido retratados con el pincel de grandes pintores.
Se lo conmemora cada 29 de junio, en recuerdo de su martirio y el de San Pablo, en la ciudad de Roma. Ambos son mártires y patronos de dicha ciudad italiana.