La renuncia es una decisión mediante la cual una persona se separa voluntariamente de su ámbito habitual de trabajo. Suele ser llevada a cabo mediante una notificación por telegrama con cierto lapso de tiempo como anticipación, circunstancia que sirve para llevar a cabo todas las liquidaciones correspondientes. Existen también situaciones en las que el empleado puede desvincularse de su trabajo, esto es, puede renunciar, pero formalmente se considera a sí mismo despedido, circunstancia que suele darse con cambios unilaterales en las condiciones de trabajo. En cualquier caso, la renuncia suele ser definida en función de una situación de incomodidad y disconformidad con el ámbito en el que se realiza un desempeño laboral.
Las formas en que se lleva a cabo un proceso de desvinculación voluntaria con una empresa pueden variar entre países en función de la legislación local, pero generalmente implican una notificación al empleador del hecho, indicando la fecha a partir de la cual se dejará de concurrir al lugar de trabajo. Esta notificación se realiza con una antelación aproximada de quince días; caso contrario podrían existir problemas para la liquidación final en donde se consideran vacaciones, sueldo anual complementario, etc. Una vez que la empresa toma nota de la decisión del empleado deberá comenzar a aplicar las consabidas liquidaciones y depositarla en la cuenta sueldo al cabo de un lapso de tiempo, lapso que no suele superar las dos semanas.
La renuncia suele ser una decisión difícil de tomar la mayoría de las veces. En efecto, en la misma se dejan de lado las posibilidades que un determinado trabajo podría traer aparejadas. Es por eso que se debe evaluar esta opción cuidadosamente antes de tomar una decisión que podría ser definitiva. En este sentido cabe tomarse unos días para meditarla y evitar actuar impulsivamente luego de algún hecho que pudo acarrear algún enojo. En este sentido cabe la máxima de evitar tomar decisiones de fondo cuando existen motivos de turbación emocional.
En general, el empleador intentará retener al empleado si considera que el mismo le agrega valor. Para ello podrá disponer de diversos incentivos, diversas formas de generar algún interés por la posibilidad de deponer la decisión. No obstante, es importante considerar que cuando se llega a una opción de estas características son pocas las ofertas que pueden hacer cambiar a alguien de opinión. Además, en esos casos seguramente existirá la oferta de otra entidad que implicará una competencia a llevar adelante.