La Reforma Protestante fue un movimiento cristiano que se inició en Wittenberg (actual Alemania) a principios del siglo XVI cuando el fraile Martín Lutero clavó sus noventa y cinco tesis en las puertas de la catedral de la ciudad. Dicho texto, que cuestionaba el accionar de la Iglesia católica y buscaba volver al cristianismo primitivo, se difundió rápidamente por Europa. De esta forma, se vivió un cisma de la Iglesia Católica de Roma y surgieron nuevas corrientes religiosas a las cuales se las llamaría “protestantes”. Hoy en día, más de 800 millones de personas se reconocen a sí mismas como fieles del protestantismo.
Historia de la Reforma Protestante
En el siglo XVI, el Papa de Roma no solo era considerado como la máxima autoridad de la Iglesia católica, sino que también tenía un importante rol político y económico. De hecho, la Iglesia funcionaba como una poderosa institución que era poseedora de numerosos feudos. La forma que tenía la Iglesia de engrosar sus ingresos era mediante las expropiaciones de los bienes de los “herejes” llevadas a cabo por la Inquisición, y mediante mecanismos de recaudación de dinero, como el pago de impuestos papales y la venta de indulgencias, es decir, la venta del perdón de los pecados. Además de ello, la magnitud del poder del Papa era tal que oponerse a su accionar conllevaba difíciles consecuencias. Por ejemplo, uno de sus castigos podía ser la excomunión, la cual no solo significaba la expulsión del catolicismo, sino que en esa época, debido a que no existía una separación entre la fe y el Estado, también implicaba ser expulsado de la comunidad política.
La corrupción, el fraude, la autoridad incuestionable del Papa y la falta de piedad, provocaron una crisis en la concepción pública de la Iglesia católica. Pero fue fundamentalmente la venta de indulgencias lo que llevó a Martín Lutero, un fraile agustino, a escribir y clavar en la puerta de la catedral de Wittenberg sus noventa y cinco tesis (tituladas “Disputatio pro declaratione virtutis indulgentiarum”) el 31 de octubre de 1517. Gracias a la reciente invención de la imprenta, el texto se difundió rápidamente por Europa.
Debido a que Lutero no buscaba crear una nueva religión, sino más bien, reformar el catolicismo, se le dio el nombre de “reforma”. Sin embargo, sus planteos prendieron sobre una sociedad que ya había empezado a deslegitimar el accionar de la institución, dando origen así a un cisma en la Iglesia católica. De esta forma, Europa quedó dividida en dos posturas: por un lado, los países mediterráneos que promulgaban el cristianismo de tradición medieval, y por otro lado, los países de Europa del Norte que, siguiendo a Lutero, buscaban restaurar el cristianismo primitivo por el cual se rechazaba, entre otros aspectos, la ostentación y la jerarquía piramidal de la Iglesia de Roma.
El primer sitio en que se permitió la fundación de iglesias luteranas fue en los Estados gobernados por príncipes del Sacro Imperio Romano Germánico. No podemos dejar de señalar que a la clase noble germana le convenía expropiar a los bienes de la Iglesia católica para atesorarlos, a la vez que alejarse de la Iglesia de Roma les brindaba un mayor margen de autonomía. De hecho, el nombre de “protestante” proviene de la firma de la Protesta de Espira por las cual, en 1529, los príncipes alemanes se manifestaron en contra de la voluntad del emperador Carlos V a someterlos a la autoridad del Papa.
Así, si bien en un principio el luteranismo fue sinónimo de protestantismo, rápidamente surgieron otras corrientes reformistas como el calvinismo, el anabaptismo, el anglicanismo y el presbiterianismo, que se difundieron por el continente. De esta forma, el protestantismo superó los límites de Alemania y se extendió hacia Escocia, Inglaterra, Escandinavia, los Países Bajos, Suiza y ciertas regiones de Francia.
Características
Si bien las características de la Reforma Protestante no fueron homogéneas en su aplicación, las principales características que tuvo la Reforma propuesta por Lutero fueron las siguientes:
• Buscaba la recuperación del cristianismo primitivo y se oponía a la autoridad suprema de la Iglesia de Roma.
• Estando en contra de la compra-venta de indulgencias, propuso la salvación por la fe, es decir que para acceder al cielo no se debía pagar económicamente por el perdón, sino que simplemente se debía ser un buen cristiano.
• Para evitar las jerarquías eclesiásticas propias del catolicismo, propuso el sacerdocio universal por el cual todas las personas con conocimientos necesarios pudieran predicar la palabra de Dios. Así, el Papa pasaba a ser simplemente el obispo de Roma.
• Sostuvo la infalibilidad de la Biblia en contraposición a la infalibilidad del Papa. En este sentido, se entendía que era necesario el contacto directo con el texto bíblico por lo que debía ser traducida a otros idiomas que no fueran el latín.
• Para la Reforma Protestante, los fieles debían interpretar a las Escrituras que serían la única fuente de la palabra de Dios. Esto evitaba la intermediación de los sacerdotes, entendiendo que el único intermediario entre Dios y el pueblo había sido Jesús.
• Entre las creencias del catolicismo que la reforma Protestante cuestionó, destacaron: la idea de un purgatorio, la veneración hacia imágenes, los excesivos sacramentos (solo reconocía el bautismo y la eucaristía), y la inmaculada concepción de María.
Consecuencias
La Reforma Protestante constituyó una verdadera revolución en el ámbito religioso y tuvo diversas consecuencias. En primer lugar, el cristianismo se dividió en una rama católica apostólica romana (que se reconocía como heredera del cristianismo medieval) y una rama de las iglesias protestantes (que rechazaba la autoridad infalible del Papa y retomaba las ideas del cristianismo primitivo). Asimismo, otra consecuencia de la Reforma Protestante fue que también llevó a la Iglesia católica a cuestionarse ciertos pretextos y accionares, dando origen así a la Contrarreforma liderada por el Papado.
Otra consecuencia fundamental fue el enfrentamiento entre el rey católico Carlos V (emperador del Sacro Imperio Romano Germánico) y los nobles alemanes que adhirieron al protestantismo. Dicho conflicto finalizó con la firma de la Paz de Augsburgo, también llamada “Paz de las religiones” en 1555, por la cual el emperador decretó la la tolerancia religiosa y reconoció la libre elección de la religión.
Además, la Reforma Protestante desencadenó otras guerras de origen religioso en diversos lugares de Europa. Por citar algunos ejemplos, podemos mencionar las Guerras de Kappel (Suiza, 1529-1531), las Guerras de Religión (Francia, 1562-1598), y la Guerra de los Ochenta Años (1568-1648), entre otras.
Es preciso destacar que, en el plano socioeconómico, la Reforma Protestante jugó un rol fundamental ya que los bienes de la iglesia fueron expropiados en ciertas regiones, sobre todo en Europa del norte, debilitando así su poder. Pero principalmente, la idea de evitar la ostentación, llevó a una política de austeridad en las incipientes burguesías de religión protestante que, al no acudir al gasto excesivo, pudieron acumular capital y así prepararon el terreno para los inicios del capitalismo.
Referencias bibliográficas
Roper, L. (2016), “Martín Lutero. Renegado y profeta”, Madrid: Taurus.Williams, G. H. (1983), “La reforma radical”, México: FCE.