Entendida como una de las deficiencias más importantes y comunes de la actualidad, la procrastinación es un modo de actuar que implica una pérdida significativa de tiempo, permanente distracción y, además, una enorme dificultad para lograr la concentración. Esta problemática representa, según lo que estiman especialistas en el tema, un gran problema en la eficiencia laboral y productiva.
Una problemática que es típica de nuestra era
Podríamos definir a la procrastinación como el acto mediante el cual una persona retrasa su trabajo o sus responsabilidades lo más posible. Este retraso puede darse voluntaria y conscientemente o de manera inconsciente y voluntaria, cuando una persona evita por todos los métodos (de nuevo, a propósito o no) cumplir con esas responsabilidades y tareas a cumplir por falta de interés, incapacidad de concentrarse o distracciones múltiples, aburrimiento, incapacidad para resolver la tarea, inseguridad, rutina, etc.
Todos estos elementos son los que constituyen a la procrastinación como uno de los problemas más comunes y frecuentes de nuestra época, ya que la misma también tiene que ver en gran medida con las enormes distracciones que se dan a nuestro alrededor, comenzando por los medios de comunicación, pasando por las nuevas tecnologías como las redes sociales y finalizando en el hecho de que muchas veces debemos responder a una multiplicidad de responsabilidades conjuntas, lo cual contribuye a nuestra falta de concentración.
La problemática desde el punto de vista laboral y productivo
El tema de la procrastinación es debatido desde muchos puntos de vista en la actualidad y esto tiene que ver con el hecho de que cada vez más se entiende como un conflicto con la idea de productividad y de cumplimiento con las responsabilidades laborales que uno puede tener. En este sentido, la procrastinación puede convertirse en un problema para las empresas o espacios laborales en los que los empleados desperdician el horario laboral con distracciones como internet o las redes sociales personales.
Esto genera una baja en la productividad que hace que se demore mucho más tiempo en realizar incluso tareas simples que deberían ser resueltas rápida y fácilmente. En algunos casos, la procrastinación se busca evitar cortando la posibilidad de acceder a la conexión de internet o a las redes sociales, pero muchas veces esto se dificulta y termina explotando por otro lado, por lo cual son los responsables de estas empresas los que deben planear acciones y metodologías de concentración en el ámbito laboral.
Las enfermedades que atentan contra la concentración
Si bien muchas veces es el entorno el que contribuye a desarrollar niveles altos de procrastinación, también es importante señalar que ciertos individuos pueden procrastinar justamente por problemas o enfermedades personales que tienen que ver con la incapacidad para concentrarse (como por ejemplo el trastorno de déficit de atención, cada vez más común entre los estudiantes) y aquí la solución se complica mucho más. En estos casos, es necesario además de facilitar la concentración por medios naturales apelar a la medicación psiquiátrica que permita encauzar la energía de manera adecuada.
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