Un problema es una circunstancia indeseable para uno o varios individuos. En el mundo de las matemáticas implica una situación que debe ser analizada y resuelta a partir de una serie de datos y de un procedimiento deductivo. Puede decirse que hoy en día la capacidad de resolver problemas es harto valorada dentro del ámbito laboral, circunstancia que incluso puede ser determinante en algunos casos concretos. Es por ello que en los últimos años se han planteado una serie de evaluaciones de índole conceptual para aumentar la capacidad de resolver problemas, evaluaciones que tienen a intentar modelar a los individuos altamente productivos en este aspecto.
Quizá la anécdota más interesante en lo que respecta a la solución de problemas sea aquella que involucró a Alejandro Magno. Existía una leyenda que establecía que solo el individuo que estuviese destinado a conquistar Asia podría deshacer un nudo que había sido elaborado por el antiguo rey de Frigia. Alejandro Magno se presentó a resolver el problema y la acción que tomó para ello fue desenvainar su espada y cortar el nudo de un golpe. Esta situación quedó patente como una forma de uso de lo que hoy denominaríamos inteligencia lateral; en ningún lado estaba establecido que el nudo debiera deshacerse con las manos o con algún tipo de rebuscado conocimiento.
Hoy en día, el concepto de pensamiento lateral gana cada vez más adeptos a la hora de considerar una manera de encarar los problemas. En efecto, desde esta perspectiva lo que se valora es el hecho de analizar nuevas facetas de una situación problemática, nuevas formas de afrontarla mediante el empleo de elementos que en una primera instancia están poco considerados; en otras palabras, es necesario utilizar la creatividad para encarar la resolución de problemas, circunstancia que antes se dejaba de lado por el mero uso de procedimientos lógicos. Esta valoración de la creatividad sin duda es aquello que hace la diferencia entre distintos individuos a la hora de tener delante de sí una situación conflictiva.
A pesar de lo filosóficas que parezcan estas apreciaciones, lo cierto es que se han hechos interesantes experiencias al respecto que parecen comprobar este punto de vista. En un problema matemático la solución existe y es conocida por alguien. En cambio, en la vida cotidiana se presentan situaciones en donde la solución es desconocida (y quizá inexistente) y los datos que tenemos para encontrarla son indeterminados y variables. Al respecto, un pensamiento lateral implicaría enfocar nuestros esfuerzos en combinar posibilidades en nuestra mente de forma creativa.