La potabilización es el proceso al que es sometida el agua para ser apta para el consumo humano, que puede ser llevado a cabo mediante distintas técnicas, cada una con ventajas y desventajas; esta circunstancia también guarda relación con el medio del cual se obtiene el elemento. Una vez que el agua es sometida a esta práctica, la misma es pasible de ser consumida si reúne condiciones de pureza que la lleve a ser incolora, insípida e inodora. La potabilización es un problema que se toma en cuenta en los grandes centros urbanos, en donde es necesario mantener una provisión constante y abundante de agua a lo largo del tiempo.
Las distintas sociedades han intentado valerse de agua apta para consumo desde épocas pretéritas, valiéndose para dicha tarea de distintos métodos. Algunos de los métodos de entonces todavía tienen validez en algunos casos. No obstante, estas civilizaciones de antaño tenían escaso conocimiento de la existencia de microorganismos o de elementos abióticos presentes en el agua que pueden ser nocivos para la salud. Esta circunstancia ha sido en numerosas oportunidades la causante de la transmisión de enfermedades que afectaron gravemente a la población, generando en muchos casos la pérdida de vidas. Hoy en día, no obstante, estas limitaciones están eliminadas por completo.
La potabilización puede ser un proceso costoso dependiendo de la región a la que se refiera. En efecto, las condiciones geográficas darán en buena medida los parámetros a tener en cuenta. Un proceso muy extendido remite a la sedimentación y al filtrado del agua para eliminar partículas, procediéndose luego al mezclado con cloro. Esta técnica es empleada generalmente para abastecer grandes poblaciones, sacando el agua preferentemente de ríos. En el caso de que la potabilización deba ser llevada a cabo con pocos medios, en una región de escasos recursos, quizá la técnica más apta sea el filtrado y la ebullición.
En general, las distintas técnicas empleadas pueden catalogarse en dos grandes grupos, las técnicas que remiten a factores físicos y las técnicas que remiten a factores químicos. Como hemos visto, en la práctica pueden combinarse los dos como una forma de lograr de manera más eficiente el fin de obtener agua libre de elementos nocivos para el hombre. Empero, a pesar de estas medidas, siempre es preferible que el agua se tome de los lugares en donde permanezca libre de contaminación. Esto es cierto tanto para el manejo de grandes volúmenes como de pequeños.