La Humanidad ha visto a lo largo de muchos siglos el desarrollo de innumerables formas de cultura que han servido para que las comunidades expresen sus sentimientos, su forma de pensar, su mentalidad y la cosmovisión del mundo y muchas otras cosas. Entre ellas, la religión siempre ha alcanzado uno de los lugares más importantes como método de explicación a situaciones difíciles de comprender, como sosiego o incluso como centro de normas para vivir en sociedad. Fue una de las formas más comunes de entender la religión en la Antigüedad y aquí lo explicamos.
Muchos dioses que ayudan a guiar la vida de los miembros de una comunidad
Tal como lo dice el subtítulo, la palabra politeísmo es de origen griego y traducida al castellano nos dejaría algo así como «creencia en muchos (poli) dioses (teísmo)». Esta forma de entender la religión fue tal vez la más común en la Antigüedad, salvo contados casos, y representó la cosmovisión de muchos pueblos de aquella época. En este sentido, pueblos como los orientales asiánicos, muchos semitas, los egipcios, los griegos, los romanos, los cretenses tenían (a pesar de su diferente origen) una cosmovisión que se explicaba a partir de la necesidad de creer no en uno solo sino en varios dioses.
De este modo se organizaba su vida, ya que usualmente se establecía un dios para cada cosa o fenómeno natural distinto. Por ejemplo, existían dioses del amor, de la filosofía, del vino, de las mareas, del fuego, del universo, etc. Cada uno de estos dioses tenía una función particular o representaba determinados fenómenos y las personas debían respetarlos de manera profunda.
A diferencia de lo que ocurre con el Dios representante del monoteísmo (que toman las tradiciones judías y cristianas), los dioses politeístas solían ser representados como individuos con similares características a las de los individuos de carne y hueso, es decir con virtudes y defectos
Esto era especialmente visible en el caso de los dioses griegos. Éstos eran representantes de una ciudad o polis y sus habitantes debían rendirles culto y respetar sus indicaciones o de lo contrario podrían enfrentarse a la furia y la venganza de ellos.
Los dioses que caracterizaron a las religiones politeístas podían diferenciarse entre sí por escalas, es decir que había aquellos que eran considerados creadores del mundo y otros que eran responsables de elementos o fenómenos naturales. Generalmente buscaban el bienestar de los seres humanos pero podían desearles el mal si se consideraba que los humanos pecaban de soberbia o independencia.
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