El Poder judicial es uno de los tres poderes del estado, cuya misión es la de administrar justicia aplicando las leyes y reglamentos en vigor. El poder judicial se ejerce por medio de jueces y magistrados y sus decisiones sólo pueden ser revocadas por organismos judiciales de un nivel superior, lo que en la práctica, significa, que el poder judicial tiene capacidad para imponer sus criterios tanto sobre el poder legislativo como el ejecutivo si éstos, con su actuación, llevan a cabo acciones o promueven leyes que contravengan otras de superior rango.
Estructura del poder judicial
La estructura del poder judicial es diferente según el país, pero en todos los casos registra diferentes niveles, de tal manera que cualquier decisión tomada por un tribunal puede ser apelada a una instancia superior.
Evidentemente esta jerarquía tiene una cúspide en la pirámide, un tribunal supremo cuyas sentencias no son recurribles a no ser que se considere contravengan leyes internacionales, en cuyo caso existe la posibilidad de recurrir a organismos supranacionales de justicia.
Politización del poder judicial
Pese a que el poder judicial es, en teoría, un poder independiente del legislativo y el ejecutivo, en ocasiones ésta independencia puede verse comprometida en función del mecanismo que cada estado haya dispuesto para el nombramiento de sus jueces y fiscales.
Así, cuando son los partidos políticos quienes nombran a los integrantes de los principales órganos jurídicos, no es extraño que traten de colocar en ellos a personas afines ideológicamente.
Si bien esto no debería ser un impedimento para que los organismos judiciales llevaran a cabo sus funciones de manera absolutamente imparcial, en la práctica se comprueba que no siempre ocurre de éste modo.
Y es que aunque una de las obligaciones del poder judicial es controlar los excesos que el poder ejecutivo pueda cometer, los países menos desarrollados o con menor calidad democrática suelen presentar el problema de que ambos van de la mano, de tal modo que, aunque en apariencia, el poder judicial sea independiente, las altas instancias judiciales están controladas por jueces con posiciones cercanas al gobierno.
La verdadera independencia del poder judicial frente al resto de poderes es, por tanto, un eficaz termómetro del nivel de libertad en la que una sociedad vive. Los regímenes totalitarios y dictatoriales hacen uso del poder ejecutivo y el legislativo para someter al poder judicial, mientras que en los países verdaderamente democráticos, esto no ocurre.