Cuando hay más de una cosa o persona, existe una pluralidad. Por lo tanto, es un concepto cuantitativo. Se aplica normalmente en aquellas circunstancias en las que coexisten varias cosas, ideas o personas.
Si una persona tiene que elegir entre varias opciones, se encuentra ante una pluralidad y elegirá una u otra en función de sus intereses personales. En este sentido, la pluralidad es algo positivo, porque implica la posibilidad de tomar partido sopesando las ventajas e inconvenientes de cada elección. No siempre lo plural o diverso tiene un sentido favorable, puesto que en algunos casos puede ser más conveniente que haya una unión entre las posturas diferentes ( por ejemplo cuando un grupo de personas adopta una decisión que es la síntesis de las opiniones diversas ).
El sistema democrático se fundamenta en una serie de principios y uno de ellos es la pluralidad. El ciudadano puede votar al grupo político que le parezca mejor. Al mismo tiempo, la democracia se basa en la aceptación de las ideas de los otros dentro del marco de la ley. En este sentido, la pluralidad democrática es sinónimo de libertad. En líneas generales, es considerado como un valor democrático que sirve para respetar las ideas de todos.
Lo contrario de la pluralidad es la individualidad, la uniformidad o la singularidad. Valorar estos conceptos en términos de bueno o malo sólo tiene sentido en función del contexto en el que se utilicen estas ideas. Hay situaciones donde la diversidad es algo inherente ( pensemos en un grupo de amigos que tienen que decidir algo y, como es lógico, todas las opiniones son igualmente válidas ). Por el contrario, a veces la pluralidad es ineficaz e incluso contraproducente ( imaginemos un grupo de soldados que intenta ponerse de acuerdo en medio de una batalla ).
La actividad económica y comercial también se organiza y regula según un criterio de pluralidad. De hecho, la competencia entre las empresas es uno de los mecanismos básicos del sistema capitalista. Empresas y consumidores se relacionan e interactúan partiendo de la aceptación de la pluralidad.
Hay propuestas económicas, religiosas o políticas que se fundamentan en una propuesta concreta: un Dios, un partido único o un salario igual. Los partidarios de este tipo de creencias están convencidos de la bondad de lo único.
Es posible afirmar que vivimos en un mundo plural en todos los sentidos, la diversidad está presente en la economía, la política y en la vida misma.