Se denomina planeta a todo cuerpo celeste que cumple con al menos tres características principales para ser considerado como tal: gira u órbita alrededor de una estrella, su masa (peso) es suficiente para mantener el equilibrio hidrostático (gravedad en el aire), y tiene cierta dominación de su órbita, es decir, que impide que otros cuerpos la ocupen o invadan su recorrido.
Nuestra Tierra es un planeta, y como tal cumple con estos tres requisitos que decíamos en el párrafo anterior: gira alrededor de una estrella que es el Sol, tiene suficiente masa y entonces así mantiene su equilibrio y además domina su órbita. Lo mismo ocurre con los ocho planetas restantes de nuestro Sistema Solar, y es por ello que todos giran alrededor de una estrella en común, sin que se produzcan choques o invasiones orbitales.
Cada planeta tiene aspectos diferentes, mientras la Tierra se ve de un azul muy oscuro, por la presencia mayoritaria de superficies en estado líquido, Marte por ejemplo adopta una apariencia roja, por la presencia de grandes cantidades de polvo en su superficie. Saturno, por ejemplo, tiene grandes anillos a su alrededor, mientras que Júpiter es el de mayor tamaño de todos. Urano y Neptuno son los dos que siguen en cuanto a tamaño. Mientras, Venus y Mercurio son los más pequeños, junto con Marte y la Tierra.
La clasificación de planeta ha ido variando durante los años, y es por eso que cuerpos celestes como Plutón, que se consideraba un planeta, en el año 2006 dejó de serlo (o al menos, dejó de considerarse como tal) porque se identificó, por sus características, como un cuerpo celeste “enano”.
Durante años, predominó la teoría geocéntrica, que exponía que el centro del sistema era la Tierra y que, los planetas que podían avistarse (los más cercanos) eran “errantes” puesto que su órbita no era perfecta respecto de la Tierra, como si la trazaba el Sol. Más tarde, se descubrió que claro que la teoría estaba equivocada y que todos los planetas giran alrededor de la estrella “madre” del sistema: el Sol.
Algunos de ellos, poseen satélites naturales como la Tierra que tiene a la Luna. Son pequeños cuerpos que han trazado su órbita alrededor del planeta, como consecuencia de la gravedad que logran atraerla y mantenerla orbitando.
Hasta el momento, en el único planeta de nuestro sistema donde es posible la vida es en éste, el nuestro, la Tierra. Sin embargo, desde hace años la NASA (equipo de exploración espacial de Estados Unidos) por ejemplo, explora suelos como el de Marte donde se cree podría ser un planeta apto para la vida.