Muchas veces hemos leído o escuchado que la civilización occidental es heredera de la cultura griega. Esta afirmación es un hecho indiscutible, ya que en realidad nuestra cultura, las instituciones que nos representan y la mentalidad que tenemos es el resultado del legado que nos dejaron los griegos de la antigüedad.
La palabra palestra es un buen ejemplo de aquel pasado y de cómo sigue vivo en la actualidad. La palestra era un recinto de forma cuadrada que formaba parte de una instalación deportiva, el gimnasio. En este recinto se practicaba la lucha cuerpo a cuerpo entre dos deportistas. Esta modalidad de competición era una de las principales dentro de los Juegos Olímpicos de Grecia. Los luchadores demostraban su fuerza y su habilidad enfrentándose en la palestra. Esta competición se fue extendiendo por todo el Mediterráneo y en la actualidad se practica en todo el mundo. Es lo que se llama lucha grecorromana, un deporte clásico dentro del movimiento olímpico internacional. El boxeo actual también tiene su origen en la pelea que se realizaba en la palestra.
La competición deportiva de los griegos formaba parte de sus aficiones. Valoraban la fuerza física como expresión de la belleza del cuerpo humano y, al mismo tiempo, como un símbolo de la nobleza de la competición deportiva. Aquella idea inspiró un latinismo que todavía es muy conocido ( mens sana in corpore sano, una mente sana en un cuerpo sano ). El cuerpo y el espíritu debían cultivarse por igual y el lugar donde se mostraba la destreza y la fuerza eran la palestra.
Aquel contexto histórico y sus ideales siguen vivos entre nosotros. No solo en la lucha grecorromana o en el boxeo, también en el culto al cuerpo, la idea de competir limpiamente ( el juego limpio o fair play que debe imperar en el deporte ) o, por poner un ejemplo concreto, los Juegos Olímpicos modernos, claramente inspirados en el espíritu de los griegos.
Hay una expresión o locución en español que utiliza la palabra que aquí analizamos: salir ( a veces se dice saltar ) a la palestra. Significa que alguien se decide a participar activamente en algo, da un paso al frente e interviene de manera decidida. Imaginemos que una persona está escuchando un debate en una conferencia. En principio no quiere intervenir, pero finalmente lo hace y afirma lo siguiente » no iba a tomar la palabra, pero he decido salir a la palestra porque creo que es mi deber hacerlo «. En este sentido, salir a la palestra se aplica en aquellas circunstancias en las que alguien asume un protagonismo y toma la decisión de pelear, no físicamente, sino dialécticamente o simplemente tomando partido de forma enérgica.