Uno de los emblemas que se ha perpetuado con más fuerza a través de los siglos en relación a la identidad aborigen americana es el de la Pachamama. Aunque normalmente muchos de nosotros podemos comprender su significado, para los pueblos originarios este término tiene un valor mucho más fuerte del que se le asigna normalmente ya que se vincula de manera directa con la noción de vida.
La fuente de vida y de sentido para los pueblos originarios
Cuando nos detenemos a pensar en todas las civilizaciones antiguas del mundo encontramos una coincidencia: su vínculo fuerte y profundo con la tierra como fuente de vida. Esto es así debido a la necesidad de trabajar la tierra para obtener alimento, una característica de todos los pueblos que han logrado desarrollar el sedentarismo. Del mismo modo que en otras partes del mundo, los pueblos aborígenes de América del Sur encontraban en la divinidad de la Pachamama (o en castellano «tierra madre») la fuente de vida y de reaseguro de que podremos perpetuar nuestra existencia.
La Pachamama es una divinidad esencial para culturas como la quechua y la aymara y es sin duda alguna el receptáculo de la mayor parte de ceremonias y homenajes debido a que se entendía que de ella dependía la continuidad de la existencia. Usualmente, las ceremonias y celebraciones que se hacen a esta diosa implican justamente ofrendas de diverso tipo que se entierran en el suelo y que se entienden como a ser absorbidas por ella para luego premiar o reconocer a los pueblos que la han hecho. En muchas ocasiones, esas ofrendas podían implicar algún sacrificio animal, entrega de bebidas y comidas tradicionales, decoraciones y otras formas de homenaje.
La diferencia entre la Pachamama y los dioses creadores del mundo
A diferencia de lo que ocurre por ejemplo con los dioses griegos u occidentales, la figura de la Pachamama no es entendida como una diosa creadora del mundo. En este sentido, la tradición aborigen nos habla de ella como una figura protectora, como una especie de madre, cuyo objetivo es cuidarnos a todos los seres vivos, brindarnos los frutos de su esencia y permitirnos sobrevivir en este mundo.
Esta visión es radicalmente opuesta a aquella que plantea a los dioses como creadores del mundo ya que la principal función de la Pachamama es asegurar la vida. Aunque no hay una imagen de la Pachamama, sí suele ser percibida por los pueblos aborígenes en elementos de la naturaleza como por ejemplo los cursos de agua, los árboles o incluso el viento.
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