El término que nos ocupa tiene algunas acepciones distintas, por lo que es un vocablo polisémico.
Una coincidencia expresa una semejanza entre dos partes. Se trata de una similitud entre dos elementos, en cuanto que no son iguales pero sí muy parecidos por algún motivo. Algo es coincidente con otra cosa por su aspecto, por su contenido o al compartir una característica. Los sinónimos son palabras que expresan una coincidencia en relación con su significado. Lo mismo sucede con todo aquello que es de una misma especie ( los animales de una raza tienen características comunes ). La idea de coincidencia sirve para entender lo que nos rodea. De hecho, la clasificación de las cosas se realiza a partir de la observación de las características compartidas.
Hay otro sentido del concepto de coincidencia. Cuando se aplica a un acontecimiento imprevisible, algo inesperado y que tiene un componente asombroso. Es lo que ocurre con las casualidades, circunstancias llamativas porque se alejan de lo normal y lo esperado. Pongamos un ejemplo sencillo. Si alguien va de viaje a un pueblo remoto en otro continente y allí se encuentra a un vecino suyo, sin duda se afirmaría que hay una coincidencia que llama la atención. Hay algunas coincidencias tan extrañas que se convierten en enigmas misteriosos porque no tienen una explicación racional.
También se utiliza la idea de coincidencia para expresar la igualdad de criterios. Las discrepancias ideológicas, religiosas o de cualquier tipo son muy comunes. Sin embargo, también es muy habitual que las creencias, ideas o valoraciones sean compartidas. En estos casos, se habla de coincidencias, las cuales evidencian una equivalencia entre las dos personas que mantienen el mismo criterio. Al decir que coinciden, esto implica que puede haber algún matiz secundario no coincidente, pero su posturas son sustancialmente idénticas. En los grupos religiosos los creyentes tienen una doctrina que les une y practican unos rituales. En consecuencia, manifiestan una serie de coincidencias.
Lo contrario de la coincidencia en el plano de las ideas es la discrepancia, que significa que hay un desacuerdo significativo en el planteamiento de alguien con respecto a otra persona o grupo. Discrepar es habitualmente sinónimo de enfrentamiento y disputa, incluso se puede considerar como una traición. Y coincidir supone que hay armonía y equilibrio entre las partes implicadas. En principio, es preferible la coincidencia que la discrepancia, aunque es mejor una discrepancia respetuosa que una coincidencia falsa.