Opulencia es un concepto que se aplica al exceso de algo, especialmente de la riqueza. Es un término estrechamente relacionado con la economía y en particular con las situaciones de riqueza exagerada, ya sea tanto individualmente como desde un punto de vista general.
Si una persona acumula bienes y dinero de manera considerable, se dice que es rico. Es alguien que vive con grandes comodidades, en el lujo. Es un individuo opulento. En principio, todos quisiéramos disfrutar de este tipo de situaciones, pues sus ventajas son indudables. Sin embargo, si una sociedad en su conjunto vive en la opulencia, esta circunstancia acarrea posibles inconvenientes. Uno de ellos es el derroche o el despilfarro, es decir, gastar de manera innecesaria. Uno de los efectos del gasto desproporcionado es una previsible subida en los precios, que origina un efecto de burbuja económica, circunstancia que se ha dado en relación con el precio de la vivienda en muchos países. Otro efecto negativo es la generación de residuos, es decir, se tienen muchas cosas pero éstas deben ser desechadas en algún momento, creándose basura, envoltorios, lugares para el desguace y, en definitiva, suponen un problema para la sostenibilidad del medio ambiente. El consumismo es también una consecuencia indeseable de la opulencia; se compra por comprar, se banaliza el consumo y se vive en la superficialidad.
Así, la opulencia tiene dos caras. Es razonable y positiva para quien la disfruta, aunque con efectos nocivos en otros sentidos. Hay corrientes de pensamiento y movimientos religiosos que censuran esta situación. El cristianismo critica la acumulación de riqueza y defiende la caridad, la ayuda a los pobres y una vida sencilla y sin lujos ( algunas órdenes religiosas practican el voto de pobreza ). También el marxismo ha criticado el modelo de sociedad opulenta, por considerarlo alienante, insolidario e injusto con los más desfavorecidos.
El economista John Kenneth Galbraith publicó una obra sobre esta cuestión, » La sociedad opulenta «. En ella alertaba sobre las implicaciones negativas de la opulencia, sus raíces históricas, su evolución e incluso los efectos psicológicos en los ciudadanos.
Contra la opulencia aparecen valores opuestos: la austeridad, una vida sencilla y equilibrada. De alguna manera, la acumulación de riqueza tiene una dimensión contradictoria, ya que todos queremos prosperar y vivir mejor, aunque es fácil caer en la codicia que, por cierto, en la tradición cristiana es uno de los siete pecados capitales.