La caridad es una actitud personal que implica comprender a los demás, especialmente en relación al sufrimiento ajeno. Una persona es caritativa si interiormente siente el impulso de ayudar al que sufre y dicho impulso se traduce en alguna acción concreta ( una limosna, por ejemplo ).
La caridad es un concepto muy arraigado en la religión cristiana. De hecho, es una de las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. Desde el punto de vista cristiano, la caridad está relacionada con el amor a Dios. Este sentimiento debe inspirar nuestro comportamiento y ser el guía de nuestra manera de relacionarnos. La vida de Jesucristo es un ejemplo permanente de caridad, ya que su actitud estaba impulsada por el amor a Dios, a los hombres y de manera especial a los más humildes y necesitados.
El concepto de caridad está muy relacionado con otra idea: la solidaridad. Ambos valores tienen algo en común: la ayuda a los demás. Sin embargo, no son exactamente lo mismo. La caridad tiene un componente paternalista y no pretende transformar una realidad, simplemente es una manera de aliviar una situación penosa. En cambio, la solidaridad se pone en marcha por un sentimiento de justicia social y de equidad.
Las obras de caridad son todas aquellas acciones dirigidas a aliviar el sufrimiento de alguien ( alguien pobre, enfermo, discapacitado o con algún problema grave ). Hay personas y entidades ( normalmente vinculadas al Cristianismo ) que se dedican a practicar alguna forma de caridad. Se puede analizar el motivo o incluso se puede cuestionar dicho comportamiento, pero lo que es evidente es el hecho concreto, la ayuda que brindan a los necesitados.
Esta virtud humana es un buen ejemplo de comportamiento altruista, ya que la auténtica caridad se practica sin recibir nada a cambio. Este tipo de conductas se oponen a las acciones egoístas, las que se destinan al propio beneficio. Altruismo y egoísmo son dos fuerzas o inclinaciones humanas que no siempre están separadas, ya que pueden ser dos caras de la misma moneda ( el que ayuda a los demás tiene un beneficio interior de tipo egoísta y algunos casos de egoísmo no están exentos de un beneficio para los demás ).
Por último, vale la pena recordar un debate en relación con esta virtud. Se trata de discernir entre la verdadera caridad y la que es falsa. En otras palabras, cuándo este valor se realiza para un bien ajeno o cuándo para la satisfacción personal.