El concepto de “oligarquía” se basa en el griego oligarkhia, que responde a gobierno de unos pocos. Según la clasificación aristotélica, la oligarquía se corresponde con la forma impura de la aristocracia y se caracteriza por ser un gobierno dirigido por una minoría de personas en el cual tienden a primar los intereses de la élite dominante, orientados hacia la protección de sus privilegios. A lo largo de los siglos, las oligarquías se han constituido de diferentes formas según la región y el período en cuestión. No obstante, se ha mantenido como característica común la concentración del poder en manos de un pequeño grupo de individuos o familias privilegiadas.
Historia
Como se ha dicho anteriormente, el concepto de oligarquía tiene su origen en la Grecia Clásica. Platón consideraba que la oligarquía era una de las seis formas básicas de gobierno, de las cuales, tres se consideraban corruptas o degradadas, encontrándose entre ellas la oligarquía. Así, para Platón, la oligarquía no era otra cosa sino una forma degenerada de la aristocracia, siendo su único fin el acumular la mayor cantidad de riquezas posible para sus miembros. Por otra parte, Aristóteles sigue los análisis de Platón referentes a la política y llega a la conclusión de que las formas de gobierno pueden dividirse en dos grandes grupos: aquellas que buscan el interés común y las que sólo buscan satisfacer el interés propio. De esta manera Aristóteles presenta a la oligarquía como el gobierno de los más ricos, contraponiéndose a la aristocracia, el gobierno de los mejores.
Tanto las teorías aristotélicas como platónicas serían posteriormente recogidas en los escritos de Polibio en los cuales analizaba las diversas formas de gobierno. Polibio llega a la conclusión de que la oligarquía surge cuando un grupo de personas derroca a un tirano o monarca, implantando una aristocracia que terminará por degenerar en oligarquía y que a su vez dará pie a que surja la democracia debido a la demanda de igualdad por parte de los ciudadanos.
El concepto de oligarquía fue acuñado durante la Antigüedad clásica para referir a aquella forma de gobierno de las ciudades-Estado griegas en las cuales el poder político se encontraba en manos de una minoría selecta de ciudadanos. Por ejemplo, en Esparta, una pequeña élite de familias guerreras (los Espartanos o Iguales) tenía un control absoluto sobre el gobierno y, en consecuencia, sobre la sociedad.
Durante la Edad Media en Europa, se instaló como forma de gobierno y organización socio-económica al feudalismo. En ese caso también se trató de un modelo oligárquico ya que el poder se encontraba concentrado en las manos de la nobleza y el clero, quienes controlaban las tierras y ejercían la autoridad sobre la población campesina.
Con la Revolución Industrial y el surgimiento del capitalismo en los siglos XVIII y XIX, nacieron nuevas formas de oligarquía en relación con los magnates industriales que acumularon grandes capitales, lo cual les permitió ejercer una importante influencia sobre los gobiernos, las legislaciones y las políticas económicas.
En la actualidad, muchos países siguen estando regidos por oligarquías puesto que el poder permanece concentrado en manos de élites políticas, económicas o militares.
Características
La característica más destacada de la oligarquía responde a la concentración del poder en manos de un pequeño grupo de individuos, familias o élites, que ejercen un control significativo sobre la toma de decisiones e influyen sobre el accionar de las instituciones. Ello les permite influir en el rumbo de la sociedad en su conjunto para asegurar que se preserve su posición de poder.
Actualmente, el término oligarquía se encuentra intrínsecamente ligado a la economía, siendo común su utilización para referirse a grupos de empresarios que, buscando defender sus intereses personales, usan su poder para influir en las decisiones del gobierno. Concretamente, la expresión oligarquía financiera hace referencia a la concentración de poder en manos del capital financiero. Banqueros y grandes industriales conforman de este modo un pequeño grupo de personas que tiene en sus manos el destino de países enteros gracias a controlar las principales ramas de la economía. La oligarquía financiera es, por tanto, presentada en muchas ocasiones como el poder en la sombra que controla la vida política de las grandes sociedades capitalistas.
En este sentido, vale destacar que los oligarcas suelen tener acceso privilegiado a distintos tipos de recursos que pueden incluir grandes fortunas, propiedades, tierras, empresas, influencia política, conexiones con otras élites y medios de comunicación, lo cual les permite mantener su posición dominante. Por lo mencionado, la oligarquía tiende a perpetuar la desigualdad social y económica, lo cual puede llevar a la falta de movilidad social que perjudica a las clases populares las cuales encuentran dificultado su ascenso en la escala social.
Otra característica fundamental de la oligarquía es que sus miembros se consideran a sí mismos como una élite superior, que tiene el derecho de gobernar y de dirigir la sociedad debido a su posición social. Esta mentalidad elitista puede llevar a una desconexión de las necesidades del resto de la población, lo que a su vez suele aumentar la brecha entre la élite y el pueblo. Así, la oligarquía tiende a proteger el statu quo para mantener sus privilegios y puede resistirse a los cambios que amenacen su posición, incluso si esos cambios son beneficiosos para el bienestar general de la población. Sumado a ello, en muchas ocasiones, la oligarquía puede socavar el proceso democrático y limitar la participación política del resto de los ciudadanos a través de la manipulación de elecciones y el control de los medios de comunicación.
Finalmente, es importante destacar que la oligarquía no se limita únicamente a un sistema político en particular, sino que puede manifestarse en diferentes contextos y formas de gobierno. Además, la oligarquía puede basar su poder en diferentes factores como la riqueza, el poder militar, la herencia o la educación, entre otros. Sin embargo, la concentración del poder en manos de una pequeña élite y la falta de representación equitativa son elementos comunes en todas las formas de oligarquía.
Referencias bibliográficas
Aristóteles (1988), “Política”, Madrid: Editorial Gredos.Wright Mills. C. (2013), “La elite del poder”, México: Fondo de Cultura Económica.