¿ Qué es una obra de arte ? Responder a esta pregunta con una definición semejante a la que ofrece un diccionario sería una tarea imposible. Una respuesta válida implica una reflexión sobre un hecho singular: el arte.
Cuando los primeros humanos dibujaban en las cuevas figuras relacionadas con la caza y su vida cotidiana, ya estaban expresando su capacidad artística. Desde entonces, el arte no ha dejado de evolucionar permanentemente. Existen diversas manifestaciones artísticas: danza, pintura, escultura, arquitectura, literatura, música y cine. Son las siete artes que clásicamente se consideran relevantes, aunque sin duda hay otras actividades que tienen una dimensión artística.
Los historiadores especializados en el arte intentan precisar cuando algo puede ser considerado como una obra de arte. Para establecer esta denominación tienen en cuenta toda una serie de elementos. El principal es la dimensión estética o, con otras palabras, el sentido de la belleza de la actividad creativa. Y algo es bello cuando el espíritu humano percibe unos valores, una creatividad, un estilo, una simbología, un sentido en la obra creada. Cada uno de estos y otros aspectos intervienen en la actividad del artista, quien a través de una obra intenta comunicar algo al espectador. Ese algo puede ser la simple belleza, el equilibrio de unas formas, un sentimiento o una idea.
El debate y la reflexión forman parte de la creación de una obra de arte, en cuanto que los entendidos explican los aspectos que definen una obra. Cada época tiene sus valores y tendencias y se plasman en la inquietud creadora de los artistas. El artista tiene su propio mundo, el espectador lo contempla y el crítico de arte lo analiza.
Cuando surge una nueva manifestación en el arte, algo que provoca un impacto, la sociedad en su conjunto empieza a participar en el intercambio de ideas que defienden o rechazan la consideración de la creación como obra de arte. Un claro ejemplo es el caso de la torre Eiffel que, en el momento de su inauguración en Paris, suscitó una gran polémica: los críticos entendían que era un monumento absurdo que rompía la estética de la ciudad y los partidarios la consideraban una expresión de belleza del espíritu de su tiempo.
Es probable que la pregunta con la que empieza este escrito quede sin responder, porque la obra de arte tiene un componente inexplicable. Se podría hablar del misterio o de lo invisible como elementos implícitos en el acto de la creación y en el resultado final. De alguna manera, el mejor juez para decidir sobre el valor de una obra es el público, quien con su asistencia, su aplauso y su reconocimiento emite una sentencia definitiva.