Se dice que un hombre es un mujeriego cuando no se centra en una relación estable sino que intenta seducir a varias mujeres. El hombre con esta inclinación es normalmente promiscuo e infiel y sus relaciones amorosas son poco duraderas.
El término mujeriego es, en principio, peyorativo. Sin embargo, desde un planteamiento machista la permanente actitud de conquista de algunos hombres es valorada positivamente.
La perspectiva machista
Para alguien con unos esquemas mentales machistas ser un mujeriego no es algo reprochable. De hecho, el interés desmedido por las mujeres es considerado como una prueba de masculinidad incuestionable.
Como norma general las mujeres rechazan a los mujeriegos
La mayoría de hombres y mujeres desean que sus relaciones sentimentales sean estables. Si una mujer descubre que su pareja es un don Juan, muy probablemente se sentirá insegura y muy inquieta. A pesar de ello, hay mujeres que sienten una atracción especial por este tipo de hombres, pues muchos de ellos se caracterizan por sus habilidades seductoras.
Se podría decir que el mujeriego produce en ocasiones un efecto ambivalente entre las mujeres: es rechazado racionalmente y al mismo tiempo resulta atractivo por su carisma y capacidad de seducción.
El mito de Don Juan y la cuestión de la homosexualidad
El personaje literario de Don Juan Tenorio creado por Tirso de Molina es un mujeriego empedernido. Su figura ha inspirado todo tipo de análisis literarios y psicológicos y en este sentido el Don Juan es considerado como un arquetipo humano.
Algunos estudiosos de su figura sostienen que Don Juan es un hombre insatisfecho, profundamente inseguro y probablemente un homosexual camuflado de conquistador. La homosexualidad de este arquetipo humano puede parecer contradictoria a primera vista, ya que ser un mujeriego es todo lo contrario de ser homosexual. Sin embargo, el donjuán es alguien que se engaña a sí mismo y a los demás haciéndose pasar por un seductor con el objetivo de ocultar su homosexualidad reprimida.
Expresiones similares
En el lenguaje popular hay muchas palabras y expresiones para referirse a los mujeriegos. Se dice que estos hombres «van de flor en flor», una metáfora en la que los hombres actúan como las abejas que se alimentan del polen de distintas flores. También se dice del mujeriego que es un picaflor, un casanova, un faldero, un lacho o un mariposón.