Ante una situación de muerte próxima e irreversible, los avances de la medicina permiten prolongar la vida de los pacientes. A través de fármacos y tratamientos es posible mantener a los enfermos vivos durante un cierto tiempo.
Esta situación resulta en ocasiones agónica para el enfermo y muy dolorosa para sus seres queridos. Por este motivo, hay personas que son partidarias de no prolongar la vida con procesos artificiales y defienden la idea de una muerte digna.
Como el propio término indica, la finalidad de este planteamiento consiste en que el enfermo no se someta a tratamientos invasivos que no van a curar sus dolencias y que de alguna manera atentan contra su dignidad como individuo.
El derecho a morir dignamente
En algunos países se reconoce el derecho a una muerte digna en aquellas personas que se encuentran en una fase terminal de su enfermedad. Este derecho implica que el paciente debe tener acceso a los cuidados paliativos para aliviar el dolor y que puede contar con el apoyo psicológico necesario para afrontar su muerte. Por lo tanto, en los casos de muerte digna no se provoca de manera evidente la muerte, sino que se deja de actuar de manera artificial.
Muerte digna y eutanasia son conceptos que en ocasiones se confunden, pero se trata de ideas distintas. Con respecto al primero, los profesionales de la medicina intentan que los pacientes sientan alivio físico y psicológico ante el hecho de morir.
En el caso de la eutanasia, los médicos suministran algún tipo de sustancia para que las constantes vitales del paciente se paralicen y finalmente muera. A pesar de esta diferencia, algunos consideran que la etiqueta de muerte digna puede ser utilizada para enmascarar la eutanasia y para legalizar el suicidio asistido.
La declaración de voluntades anticipadas
Algunas personas saben perfectamente que su enfermedad no tiene cura y es irreversible. De esta manera, para enfrentarse al desenlace final deciden con cierta anticipación firmar una declaración de voluntades en la que se especifica cómo quieren ser tratados médicamente en sus últimos días de vida. En dicha declaración es posible concretar aspectos como los siguientes: si desean estar en una unidad de cuidados intensivos, si rechazan la quimioterapia o si prefieren algún tipo de sedación.