- Orígenes
- Mensajero del sueño
- Mito y castigo
- Culto
- Presencia en la literatura y el arte
Fue uno de los mil Oniros (las personificaciones de los sueños) que actuaron en la mitología griega.
Se le atribuyeron varios padres, dependiendo del autor clásico que haya abordado su leyenda, aunque, la mayoría, tal es el caso del popular poeta romano Ovidio, lo señaló como hijo de Hipnos (dios del sueño), mientras que su madre fue Nix, diosa de la noche.
Tuvo dos hermanos: Fobetor (fobia) y Fantaso (fantasía), encargados de darles forma a los animales y los objetos inanimados de la naturaleza, respectivamente.
Descansaba en una cueva de un palacio, desde la cual salían tanto las pesadillas como los sueños.
Su nombre deriva del vocablo griego morphe, que significa forma, porque precisamente tuvo la cualidad de transformarse en lo que quisiese, generalmente en un ser humano, en el oficio de los sueños, y a través de esta condición difundir un mensaje, habitualmente con la forma humana de algún ser querido y conocido por el soñador.
Su principal actividad fue la de aparecerse en el sueño de los mortales, generalmente, lo hizo bajo la apariencia de algún ser querido, o muy representativo para la persona durmiente, y siempre les llevó algún mensaje significativo.
En la jerga popular, hasta nuestros días, cuando se aprecia a alguien que duerme plácidamente, o sea, que se observa que está teniendo unos muy lindos sueños, que disfruta de ellos, es común que se diga que se encuentra entre los brazos de Morfeo.
Por otra parte, ostentó el don de mostrarles a las personas, a través del estado inconsciente del sueño, algún evento futuro que los afectaría.
Una de sus historias más difundidas cuenta que, cuando Ceix, el rey de Traquis, una ciudad ubicada al sur de Tesalia (Grecia), que estaba casado con Alcione, hija de Eolo, el dios de los vientos, se ahogó, su esposa, desesperada porque no llegaba, supo lo que le había sucedido al Rey mediante un sueño que le transmitió el propio Morfeo.
Fue castigado por Zeus, el dios griego más importante, por revelarles a los hombres secretos a través de su don de aparición en los sueños.
Fue una de las deidades más adoradas. Entre sus cultores más fervientes se cuentan los médicos griegos, que lo adoraron en santuarios dedicados a Asclepio, el dios de la medicina, utilizando grandes oráculos.
Se lo invocó por rituales que contemplaron baños, quema de inciensos, músicas, cantos y ayunos.
El término morfina, que denomina a una de las drogas opiáceas con efectos analgésicos más conocidas, su descubridor, el farmacéutico alemán Friedrich Wilhelm Sertürner (1783-1846), la llamó así en honor a este dios. La morfina es un potentísimo calmante, bloqueador de los sensores del dolor y produce una efectiva relajación en los músculos, incluso, induce al sueño a aquellos pacientes que se la suministra.
Su historia apareció en obras clásicas de autores como el poeta griego Homero, autor de la Ilíada y la Odisea, y de su par romano Ovidio, quien justamente lo mencionó en una escena de su famosa creación: Las Metamorfosis, un poema compuesto por 15 libros en el cual narró la historia mundial, desde su creación, hasta la divinización del dictador Julio César, combinada la misma con leyendas y mitos.
Respecto de Morfeo, la obra lo menciona durmiendo en una cama de madera de ébano, en una cueva, rodeado de flores de amapolas, que contienen componentes narcóticos y sedantes que justamente incitan al sueño.
Dicha obra data del año 8 D.C. y está considerada como una de las más salientes y representativas de la literatura latina de su tiempo.
Por otro lado, ha sido un personaje presente en la pintura y la escultura.
El Museo del Louvre atesora una escultura suya realizada por el escultor francés Jean-Antoine Houdon (1741-1828).
Otro pintor francés de renombre, Nicolas Poussin (1594-1665) ha creado otra escultura de Morfeo que se instaló en el jardín del Palacio de Versalles.